miércoles, 2 de abril de 2014

VENENO de Tatiana Silkwood


Era lo que llevaba en su mente, volteándose el pasado contra sí mismo, una y otra vez y otra …  ¿Qué clase de grabación era aquella que, apenas interrumpida, volvía a iniciarse sola? 
De modo inconsciente, así ocupaba el día, sin darse cuenta de que ese era tiempo muerto; de que ya no iba a vivir más y de que estaba matando el presente.
Tal vez, la venganza consiguiese calmar aquel fuego de regusto amargo que le subía desde sus entrañas, dilatando sus pupilas y ennegreciendo su belleza.  Aquella cosa, aquella cosa que le quemaba desde dentro … se llamaba veneno y él lo había virado en su magnífico laboratorio que es el cuerpo humano.

Era lo que llevaba en su mente, volteándose el pasado contra sí mismo, una y otra vez y otra …  ¿Qué clase de grabación era aquella que, apenas interrumpida, volvía a iniciarse sola? 
De modo inconsciente, así ocupaba el día, sin darse cuenta de que ese era tiempo muerto; de que ya no iba a vivir más y de que estaba matando el presente.

Tal vez, la venganza consiguiese calmar aquel fuego de regusto amargo que le subía desde sus entrañas, dilatando sus pupilas y ennegreciendo su belleza.  Aquella cosa, aquella cosa que le quemaba desde dentro … se llamaba veneno y él lo había virado en su magnífico laboratorio que es el cuerpo humano.



1 comentario:

  1. El veneno pernicioso y terrible de las obsesiones está muy bien retratado en este relato

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