jueves, 10 de septiembre de 2015

EL ABANICO Alicia Carmen



Aquel abanico llegó a mi vida el verano en que me sentía tan sumamente triste que hasta me costaba respirar, moverme, mirar por la ventana.  Y por esto ni siquiera le presté atención a la vendedora de flores que estaba en la entrada de la iglesia, que me susurró:
         –Es un regalo para la persona más infeliz que he visto en mucho tiempo
Mi madre, que prácticamente me había arrastrado hasta la iglesia por fin, me acompañó de vuelta a la casa y, aunque estábamos en pleno verano, yo estaba helada, temblando.  Me desplomé sobre el sofá y me tapé con la manta hasta la barbilla.  En ese momento, me di cuenta de que en el bolso a medio abrir, aparecía un abanico.  Solo por curiosidad, lo abrí. ¡Qué color tan exquisito!!. Dios, se parecía a los claveles que…  No, no podía pensar, lo tenía prohibido.
         Un sollozo salió de mi garganta. ¿Sería capaz de acallar un sentimiento tan profundo? . Entonces, le di la vuelta al abanico.  Allí, en una letra menuda y muy parecida, decía:
         –Fíjate en el clavel escarlata, así está mi corazón encendido.  No temas, nunca se marchitará




1 comentario:

  1. Me ha gustado este abanico portador de mensajes color escarlata, el color de los amores imperecederos, más allá del espacio y el tiempo; esos en los creemos las románticas irremediables, como tú y como yo.

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