jueves, 5 de diciembre de 2013

PUNTO DÉBIL de Sandra



Él se había cansado de decirle que no tenía ninguno.
-Como su mismo nombre indica, eso es cosa de débiles –repetía Patricio cuando se disponía a abandonar aquel lugar.
Fátima creía que aquello la podía ayudar, a pesar de que no estaba bien visto por la sociedad.  Ella sabía que, en sus fiestas privadas, su marido –de vez en cuando – consumía…, pero él nunca lo reconoció.
Aquella situación le causaba un dolor tan atroz que su alma por momentos se ausentaba.  Era capaz  de arañar con su mirada todo aquello que no sufriera como ella.  Se había convertido en un tormento.
Recluida entre aquellas cuatro paredes y aislada de su vida, pasaba el tiempo, ausente de la realidad; como si nada tuviera sentido para ella.
A su esposo lo sentía cada vez más lejos y todos los demás eran extraños.  No quería ver a nadie, ni que nadie la viera así.  Su vida estaba tan al borde del horizonte que… sonaban campanas de despedida.
La idea del viaje para alejarse de tan tortuoso camino, la hacía pensar constantemente en la partida.  Vislumbraba el descanso físico y la liberación de aquel dolor, que segundo a segundo, minuto a minuto, le robaba el aliento.
Ya, en medio del viaje, sintió alivio seguido de un confortable calor…Era como si sintiera una hermosa melodía que la transportaba al lugar de sus sueños, aquellos en los que se refugiaba a menudo, cuando necesitaba aislarse de este mundo, tantas veces injusto.

Sentía una paz confortable y enseguida comprendió que había vuelto al origen al que su alma pertenecía… 



1 comentario:

  1. Sin duda, Patricio es el punto débil de la protagonista de este relato de final intencionadamente confuso, para ofrecer al lector la posibilidad de elegir el destino de ese viaje del que se nos habla

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