¡Llegué al pasado tan dispuesta y con las ideas tan
claras para cambiarlo todo!: todo lo que a lo largo de los años me había
envenenado, todo lo que me había molestado, todo lo que me había enfurecido o
hecho daño. Pero, cuando me vi cara a
cara conmigo misma, me di cuenta de lo resuelta que era para solucionar yo
misma mis propios problemas, así que, lo dejé todo como estaba.
Del pasado se aprende siempre; incluso no desear aprender de él. Eso me dice tu escrito de esta semana. Me gusta tu resolución
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