Querida
Caperucita:
Te
escribo esta carta porque hace tiempo que no sé de ti: si continúas en casa de
tu abuela en el bosque o, por el contrario, como dicen las malas lenguas, te
liaste con el leñador y vives en un pisito de protección oficial. De entre las más viperinas, destacan tu amiga
la Cenicienta que dio el braguetazo con el bobalicón del príncipe, o la
desquiciada de Blancanieves que está de atar viendo por todas partes brujas que la quieren envenenar; y por otro
lado, se encuentran los pobres enanitos…, ya no saben qué hacer con ella; están
hasta el mismísimo gorro.
Mira,
entre nosotros, esas dos son unas antiguas; siempre envidiaron tu forma de
vida, en libertad, a tu aire. Tú no
estabas para esos ambientes rurales, con esa capa roja que ya daba grima. Pepito Grillo dice –y yo lo creo –que te
marchaste al extranjero y estás triunfando como diseñadora de prestigio con tu
marca “Pasión Roja”, presentando tus colecciones en las mejores pasarelas de Milán
y París. Yo me alegro, chica, que salieras
de ese parque recreativo que ahora está plagado de turistas mochileros; creo
que al lado de la casa de tu abuela han instalado un merendero y hacen visitas
guiadas por la “Ruta de Caperucita”, que así la llaman. Un asco, vamos…
Siempre
tuviste mucho estilo. Si la gente
supiera la colección que creaste para Coco Chanel…Pero claro, los del sindicato
del cuento te obligaban a salir con esa dichosa capa roja. Por no hablar de los modelitos que le
diseñabas a tu abuelita y al lobo que, por cierto, también se dice por ahí que
se fugaron juntos a Miami con los ahorros que había en tu libreta por los
derechos de autor del susodicho cuento.
Yo siempre sospeché que entre ellos había algo, porque tu abuelita
siempre estaba con el salto de cama tras la visita del lobo; y ese brillo en
los ojos…
En
fin, querida amiga, espero que seas feliz con tu nueva vida, que hayas colgado
la capita tan demodé y te enjaretes
un modelazo con un escote de vértigo para poner los dientes largos a lobos de
otros lares, pues yo sé que te ponen; no en vano, de raza le viene al galgo.
Tu
admirador y siempre amigo.
La propuesta de esta semana te exigía un cambio de registro en tu estilo narrativo, en el tono que te es característico; y he de decirte que has superado el reto con creces porque nadas en él como pez en el agua. ¡Bravísimo!. He disfrutado mucho, mucho la lectura de esta carta.
ResponderEliminarBravo es alucinante lo que puede dar de si los personajes de los cuentos. Tan infantiles para unos y tan interesantes para otros.
ResponderEliminar