¡Qué coñazo!,
ya se termina el calendario y con ello viene toda la parafernalia que conlleva
estas fechas tan empalagosas, llenas de tradiciones. Yo pienso que a muchísima
gente lo que le apetece en estas fechas es…mandarlo todo al mismísimo carajo,
pero no, todos son políticamente correctos y navegan contra corriente al ritmo
de: “ahora que estamos alegres vamos a contar mentiras, tralala vamos a contar
mentiras…”
Ya me
entendieron lo que quiero decir ¿no?, les pongo un ejemplo, es algo así como el
anuncio de la lotería, ¿no lo han visto?, que ellos cantan, pon tus sueños a jugar,
preciosa la letra pura magia pero, ponen una expresión tan terrorífica que parece
que, en vez de sueños, lo que ponen a jugar fueran sus pesadillas.
Para muchas
personas estos días son verdaderas pesadillas, como Doña Gertrudis, la pobre
mujer con su precaria pensión lleva comprando y guardando ofertas desde el mes
de mayo, para usarlas en esta navideña ocasión... Ella comenta, ¡estas épocas
no las soporto!, tener que comer en casa de mi suegra como todos los años, esas
engrasadas croquetas que disparan el colesterol, y si eso fuera poco, también
tener que aguantar a su perro, que se la pasa lamiéndome y me da un asco, pero
me tengo que quedar calladita por la paz y armonía del hogar.
¡Que
desencanto me causó! Y yo creyendo que ella me quería, como siempre me pasaba
las croquetas por debajo de la mesa, yo pensaba que eso era amor, pero que sepa
que yo no soy rencoroso y les seguiré recibiendo las exquisitas croquetas de
doña Gertrudis con buena cara, porque yo también sé comportarme como las
personas, políticamente correcto, ¡a no! Que me equivoqué es “hipócritamente
correcto”.
Adoro esa acidez, ese tono, ese registro con voz propia, con el que siempre aderezas tus relatos. Los espero y los disfruto siempre. Ese “hipócritamente correcto” : genial.
ResponderEliminarQué simpático tu relato Lilia , tu buen humor es fascinante. Alicia
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