Cuántas veces se ha paseado mentalmente por esa aldea
que abandonó muy joven. Sus recuerdos lo
han atormentado; son culpables de sus noches de insomnio.
Otros brazos llenaron sus carencias, otros labios se le
ofrecieron y le hicieron olvidar la carita dulce de aquella chica sencilla que
le recordaba sus obligaciones. Hizo
oídos sordos y ahora que está viejo y enfermo, regresa. Quizá ella esté todavía allí. O tal vez encuentre el fruto de su primer
amor.
Algo le dice que es muy tarde. Seguro que nadie lo estará esperando; a estas
alturas ya nada se puede cambiar. Sus
pasos por la vida han llenado de
tristeza a tantas personas…empezando por el mismo.
Sabor a derrota me deja este relato que reconstruye el pasado, solo como acto de constricción. Creo que un microrrelato debe producir emociones, no importa las que sean. Tú lo has hecho.
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