martes, 18 de agosto de 2015

REVOLUCIÓN CONTINUA Lali Marcelino.





            Es una forma de expresión que se ha dado en todas la épocas en el ser humano e incluso en el reino animal. Ha influido, influye e influirá en los individuos de todas las edades, siempre de manera permanente y positiva.
            En grupo, individualmente o también a través de grandes colectivos, gana adeptos.  No escapa nadie a su influjo. Hasta las personas sordas la sienten. Sus vibraciones pasan a través de sus pies, porque los sonidos que se emiten por medio de cuerdas, de teclas, de percusión, de silbatos o del choque de dos cucharas o el cri-cri de un grillo, ellos lo perciben.
            Desde que era pequeña hasta mis días actuales, siempre me persiguió esta revolución continua, porque escuchándola me evadía y me tranquilizaba. Más tarde, en mi adolescencia, participar en vivo en conciertos al aire libre o en recintos cerrados, aparte de que gracias a ella nos reuníamos a su alrededor y hacíamos amigos, me enriquecía el espíritu y volvía a casa plena y llena para seguir escuchando más.
            En la actualidad es uno de mis mayores escapes. Con ella me enamoré. Hoy en día aunque ya no lo esté, ahí sigue estando nuestra preferida y sigo sintiendo escalofríos al escucharla, porque de ella sigo enamorada.
            Mi cuerpo como el tuyo, es una gran máquina de resonancia donde ella está instalada, por lo que quien quiera que nos haya creado, también la incluyó en nuestro interior, intuyendo que sería muy importante en nuestras vidas. Algunas son tan hermosas que aunque las oiga ciento de veces, sigue penetrando en mi interior una especie de regocijo, parecido al que experimentan dos amantes en su mejor noche.
            Tanto la siento, que hasta en los momentos de silencio la oigo y si no la fabrico.
            Estoy agradecida de todo cuanto me ha dado, por ello quiero rendirle mi más sincero homenaje a las notas, a los vibratos, a los acordes, a las resonancias, a los graves, a los agudos…
            Creo que nunca me decepcionará, aunque al pasar el tiempo pueda visitarme, aún sin oírla, intentaré escucharla y que los testigos me la transmitan.



1 comentario:

  1. Hermoso homenaje a la música; arte que enaltece el espíritu y trasciende para acercarnos a la belleza, para vivirla con intensidad. Mueve el alma y el cuerpo. A nadie deja indiferente, porque tal vez, como dices, forma parte de nosotros mismos. En mi caso la poesía y la música, son compañeras inseparables porque la una me conduce a la otra, irremediablemente.

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