jueves, 13 de agosto de 2015

LO DE TODOS LOS DÍAS. Esther Morales





-          Hola soy Ruth de Canarias, ¿tú quién eres?
-          Hola señora Ruth como está, soy Caty la hija de Elsa.
-          ¿Cómo estás mi amor?.
-          Bien, bien.
-          ¿Está tu madre?
-          Sí, se la paso.
-          Gracias.
-          Hola Ruth ¡cuánta alegría oírte!
-          Igual, igual.
-          ¿Cómo están tus hijas, tienen trabajo?.
-          Bueno Elsa, la mayor tú sabes que está en China y la pequeña está conmigo. Y tú ¿estás trabajando?.
-          Estoy haciendo algo en el bufete de un amigo, aquí están las cosas muy mal para mí, como tengo antecedentes penales se me cierran todas las puertas.
-          ¡Qué fuerte!.
-          Aparte de los problemas que tenemos con la comida, tenemos que levantarnos a las cinco de la mañana, mi hijo que ya se casó quiere irse de aquí; está buscando donde será mejor.
-          ¿Cómo está Elena, tu madre?.
-          Está muy viejita, ayer cumplió 92 años, ya no puede caminar y tenemos que ponerle pañales, eso cuando los conseguimos porque están escasos y casi no hay; te la paso pues estaba esperando tu llamada.
-          Hola mi amor, cómo estás, cómo están tus hijas, te extraño mucho, echo de menos el cuchicheo que teníamos.
-          Feliz cumpleaños, Elenita, que cumplas muchos más.
-          Sí, está trabajando con un compañero.
-          Bueno Elenita, un abrazo fuerte.
-          Sí, salió a comprar algo de comida, chao, chao.
-          Un abrazo fuerte, chao, chao.





1 comentario:

  1. Agridulce, entrañable. La amistad a través de la distancia. Las huellas que deja el paso del tiempo en las personas, como doña Elena y su sordera, comprensible con 92 años

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