miércoles, 23 de enero de 2013

¡QUÉ OLVIDO! de Águeda Hernández




Había quedado en la playa al atardecer.  Luis llevaría puesto un diminuto bañador color escarlata porque, según él, ese color destacaba más su piel morena.  Ana iría con un traje de baño de una pieza, como correspondía a una mujer recatada como ella; el que le había recomendado la vendedora, casi no lo ve, ¡hecho con unas tiritas tan finas!.
-Si necesitara hilo dental, habría ido a la farmacia –le dijo a la dependienta, al tiempo que se lo devolvía.
La tarde refrescaba y ella estaba nerviosa, pendiente de por donde vendría él, mientras se anudaba el pareo.  Se preguntaba cómo sería, porque solo se conocían por fotos.
-¡Oh! ¿Qué veo? – exclamó colocando sus manos en la boca para que no le saliera el grito de ¡admiración!. –Sé que es Luis.
Él, de lejos, también la observaba seguro de que era ella. 
Corrieron uno hacia el otro y, fundiéndose en un abrazo y casi sin mediar palabra, sólo atinaron a decirse a dúo ¡te quiero, te quiero!.
Luego, sin más, salieron de la playa, alquilaron un coche deportivo y subidos en el, se fueron a la ciudad.
Al llegar al hotel, se percataron de que se habían olvidado el equipaje en la oficina de alquiler de coches.  Luis quiso disculparse y le comentó al empleado que estaban de luna de miel.
-Ah!, ahora entiendo porque olvidaron su equipaje. ¡No necesitan ropa!


1 comentario:

  1. ¡Qué bueno, Águeda! Fiel a tu estilo, lleno de un sentido del humor que se agradece.

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