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Desde la oscuridad del lugar donde casi siempre estoy,
hoy quiero contar mis memorias.
Llegando casi al final de mi vida,
me ha tocado pasar por distintas situaciones, algunas alegres, otras
divertidas…, y muchas de incertidumbre. Mas, lo que todas han tenido en común,
ha sido compartirlas con mi familia
humana.
Ya sé que no han sido la mejor de las compañías, pues
únicamente se han acordado de mí cuando me han necesitado; sin embargo, el
participar en tantos momentos importantes
ha hecho que les tenga cariño, ¡siempre me deshago por complacerles!.
Tengo tantas anécdotas que contar en estas memorias, pero
en mi recuerdo resalta de forma especial aquella ocasión en que fui la
protagonista, fue en el décimo cumpleaños de Rebeca –la niña pequeña de la
casa-; o el día en que acompañé toda la noche a Laura –mi dueña-, dándole ánimo y ahuyentando sus miedos.
Ay, cuántos momentos compartidos que pronto quedarán en
el olvido. Pero no para mí, que los conservaré siempre fundidos en mí ser.
Ahh, casi se me olvida presentarme, soy una vela; siempre
dispuesta para cuando alguna eventualidad lo requiera, bueno…, ¡mientras la cera
aguante!.
El sugestivo título cobra sentido cuando conocemos la identidad del personaje, lo cual está muy bien porque le confiere el poder del despiste inicial y la participación activa del título en el relato, como parte de él, que se entiende al final. Trucos de narradora que crece, semana a semana, en el oficio de contar.
ResponderEliminarsimplemente genial
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