Al pasar de los años, según dicen,
uno va tomando experiencias y haciendo cosas nuevas, contando cuentos a sus
nietos de cuando era joven. Mejor contar
los del pasado porque los recientes se
me olvidan, a veces ni de la comida que comí el día anterior me acuerdo. Como en las
noches poco duermo, me pongo a pensar lo que voy a hacer al otro día cuando me
levante. Lo primero, le doy gracias a Dios porque amanecí bien, pero después no
me acuerdo de la lista de cosas por hacer que había pensado la noche anterior. Me da mucha tristeza pensar
que habiendo pasado solo unas horas, ya
no me acuerdo de nada. A veces, no puedo
evitar sentirme como una caja vacía, sin remedio.
No eres una caja vacía en absoluto, así que te prohibimos sentirte como tal. Estás llena de cosas que ofrecer, de experiencias que compartir, de ejemplos que dar y de historias de ayer y de hoy que contar. Un abrazo, Maruca.
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