TRES MINUTOS Lilia Martín Abreu
Sólo
tres minutos marcaron nuestra existencia. Ella fue la primera en llegar a la
vida, y solo eso fue suficiente para ser la preferida y la más querida. Siempre
me he preguntado por qué, si realmente éramos como dos gotas de agua; la única diferencia
entre ella y yo eran esos tres minutos que me marcaron a fuego para el resto de
mi vida. Mientras ella se coronaba con los laureles de la gloria, yo deambulaba
entre los días buscando en el cajón de mis recuerdos alguna ocasión donde yo hubiera
sido la protagonista de algo. Las historias
revoloteaban como un torbellino en mi cabeza y ella siempre había sido la primera; eso me consumía,
como un suéter viejo de punto cuando se desteje, para enrollar nuevamente la
lana, así me sentía. Aquella tarde no
pude más y entonces la maté.
No sabemos la identidad de las protagonistas, pero no es necesario. Como buen micro, va directo al meollo del asunto para instalarse en los pensamientos obsesivos de esa voz narrativa que, sin decirlo, se presume celosa, atormentada, presa de un sentimiento oscuro; tanto que la lleva a un final sin vuelta atrás. Me han encantado estos tres minutos
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