Fuiste brisa cálida de mar;
llegaste a mí,
desbordada cual inefable tempestad .
Te disipaste un día,
en algún pliegue de la vida,
así como se olvidan
las ilusiones en el tiempo.
Hoy, te contemplo,
pero no te siento;
persigo tu yo ausente,
en los recodos de los caminos recorridos,
mas, no lo hallo.
Ya tu brisa no me habla;
mi piel ya no la siente.
Anhelo recóndito que sueña,
esperando tu regreso.
Descubro, con embeleso y alegría, que estoy rodeada de poetas. Este poema es una excelente muestra de ello. Genial. Ya me encargaré yo, a partir de ahora, de que traigan más poesía a este Taller y a este Blog
ResponderEliminar