Cuenta una
leyenda urbana que, en un país de cuyo nombre no puedo acordarme, vivía un rey
un tanto sibarita a quien le gustaba disfrutar de variedad de aficiones y
pasatiempos, nada austeros para los tiempos que corrían. En tanto él se dispersaba, el país naufragaba
en una voraz crisis económica entre constantes escándalos financieros.
El rey,
despreocupándose del reino, cruzaba pasadizos secretos para reunirse con sus
atractivas doncellas. Ellas le
entretenían y deleitaban contándole historias de la vida cotidiana y así
comenzaban sus relatos:
-¡Oh, rey
afortunado!, he llegado a saber que en un lugar llamado Genovaís, un tal
Alybárcenas encontró una lámpara maravillosa de la que, nada más frotar, sale
un genio sorprendente que reparte aparatosos sobres a los allí presentes,
después de lo cual el tal Alybárcenas viaja en alfombras mágicas en busca de
paraísos fiscales.
También se
cuenta, oh venturoso rey! que ese mismo lugar es transitado por unos cuarenta
ladrones que se esconden en vasijas para no ser sorprendidos por tal Gúrtela,
que los persigue y acosa. Oh, su
majestad, por su bien tengo que advertirle, ¡abra bien sus ojos! porque
Al-Ándalus, trono de los antepasados califas, es hoy conocida como la tierra de
los sERES; unos bandoleros muy sociales y astutos, a la vez.
Si me lo
permite, rey generoso, dígole también que ¡treinta años de derechos de los súbditos se han demolido y lanzado al viento!, y a los estudiantes…,¡las
tasas no le permiten avanzar!. Mi gran
rey, ¡las becas para idiomas y las olimpiadas fueron metidas en una Botella y
las lanzaron al mar!
¡Oh justo
rey, ruego me dispense pues, esta humilde doncella, después de deshilvanar
tantas madejas secretas, tiene la boca seca. ¿Le parece a su altísima majestad
tomar una in Fanta conmigo?
Tras esto,
el rey la mira con recelo y le contesta:
-De buena
gana lo haría pero…, la in Fanta tiene mucho sabor a chorizo y después la
repito. Lo que me apetece es que me
acompañe a Plaza Mayor para tomarnos un relaxing cup of café con leche, ¡qué
leches!...
Te repito lo que ya te dije en el Taller: tienes un don especial para retratar la realidad en la que nos movemos, mezclando hábilmente el humor, la ironía y el sentido crítico. Ya les gustaría a muchos libretistas y humoristas tener tu ingenio y tu chispa. Al leer tu cuento, no puedo evitar recordar ese tópico que dice que “cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”.
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