Empieza un
nuevo curso de narrativa, volvemos a encontrarnos todos aquí para continuar
compartiendo nuevas y siempre estupendas historias. Este es mi tercer año y lo mejor es que sigo
viniendo con la misma ilusión que cuando comencé. Es más, me retrasé un poco en el regreso
porque coincidieron las fechas con mis vacaciones y ¡les juro! que ya tenía eso
que se llama mono por dar comienzo a mi clases, lo cual significa que entre
ustedes no me lo paso nada mal.
Recuerdo el
grupito que había cuando vine por primera vez.
Éramos solo unas pocas, luego se fueron añadiendo más compañeras y hasta
¡un compañero! y el grupo se ha ampliado bastante.
Mi primer
día, entré por la puerta muerta de miedo, observando todo. De pronto, me encaré con Isabel, la profe,
quien me facilitó la entrada con una tierna mirada, extendiéndome las manos
para ofrecerme asiento. Lo mismo
hicieron mis compañeras que me arroparon haciéndome sentir cómoda.
Por todo
eso, quiero darles las gracias y decirles que si estoy aquí hoy es por todo eso
¡Gracias, compañer@s!
Gracias a ti, Mercedes. Formamos una piña muy especial y en nuestros encuentros de cada jueves a las siete, fluye una armonía tal que, cuando a veces he tenido que ausentarme, también me pasa lo mismo que a ti: siento auténtico mono por volver a nuestro encuentro semanal.
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