Barandan era un abad Irlandés que creía
firmemente en el paraíso terrenal y
decidió salir a buscarlo. Allá por el año 516, con mucha decisión, aprovisionó
un barco y salió a la mar. Había pasado unos días, cuando su barco fue
embestido por una terrible tormenta. Naufragó y desapareció en las aguas. Barandan, no se sabe cómo, apareció subido en
una ballena. Él pensó que sería un ángel que lo llevaría a su paraíso. Al fin
lo encontró, y vivió en él hasta el fin de sus días.
Los pescadores de tiempos remotos dicen que frente a
las costas de su isla, en alguna ocasión, parecía verse en el horizonte como
una isla con una bandera blanca entre la niebla. Al tratar de acercarse,
desaparecía en la nada. Hoy en día dudamos si existió o no ha existido nunca.
¿San Borondón ha existido alguna vez? El abad alguna vez la encontró.
¿Qué isleño no ha oteado, alguna vez, el mar en busca de su propio San Borondón? Esta es una leyenda que siempre me ha causado embeleso. Me encanta que la hayas traído al taller. Un abrazo, Maruca
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