Amaneció un día brillante, luminoso, de mayo. Micaela
comenzó su jornada como siempre, preparada para afrontar los nuevos retos que
se le presentaran.
Mujer dinámica; independiente, de férreos principios.
Lo que tenía se lo había ganado a pulso; la vida no había sido nada fácil para
ella. Se trazó un camino perfectamente planificado que, aunque duro, le
llevaría al objetivo que se había mercado. Su futuro, junto a su marido, se
vislumbraba cierto, sin sorpresas. Estaba convencida de que compartirían cada
segundo hasta el fin de sus vidas, pero el destino le reservaba una inesperada
y amarga sorpresa.
-Adiós Juan. No me esperes para comer. Hoy tengo un
día muy complicado en el trabajo. ¡Te quiero!.
Ha pasado mucho tiempo desde que ella pronunció
aquellas palabras, grabadas como a fuego desde entonces en la memoria de Juan,
y él piensa: “¿Por qué no la retuve entre
mis brazos y le dije cuanto la amaba? ¿Por qué la dejé marchar?.” Juan la mira pero no la ve. Sus pensamientos están en
otro lugar: en la amplia sonrisa de Micaela, sincera, que lo ilumina todo a su
alrededor; en sus ojos que se funden con los de él y se miran desde el corazón,
donde se besan sus almas.
Algo pasó aquel
día. Algo se quebró en su mente como frágil y delicado cristal, que la separó
de mí. Ahí está, sola, es esta blanca y fría cama de hospital; sumida en un
profundo sueño, y yo junto a ella, día tras día acompañándola en ese camino
incierto, en ese mundo onírico que un día me la arrebató. Aprieto su mano; la
beso y le hablo bajito, desde muy adentro. Le susurro la vida que va pasando y
hago planes para cuando despierte. Han transcurrido quince años ya; lo dicen
los calendarios, testigos implacables del tiempo consumido. Pero nosotros
permanecemos anclados en aquella primaveral mañana, en la que exclamó desde la
puerta: -“Te quiero”-.
Y le digo al
oído: -“No te preocupes. Estoy aquí, contigo, esperando a que vuelvas, a que
despiertes….A tú regreso.”
Relato donde, acertadamente, se entremezclan la tercera y primera persona, para conocer la historia desde dos distintos puntos de vista. Me ha gustado
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