Querido
lector:
Todo
comenzó un día de diciembre de 1945.
Había rumores y fotos de personas desaparecidas en aviones y barcos en
un lugar que forma un triángulo Bermudas-Puerto Rico y Florida que se
conoce por el nombre del Triángulo de las Bermudas. Setenta años
después, yo era una científica experimentada. Cogimos un barco saliendo de
Florida y llegando a las Bahamas,
apareció un Tsunami de quince metros de altura que destruyó el barco, causando
la muerte de toda la tripulación, menos yo.
Fui,
poco a poco, acercándome al centro del triángulo. A quinientas millas, vi una
especie de remolino donde las corrientes eran tan fuertes que me arrastraban
hacia él. Bajar por aquel túnel fue aterrador pero precioso porque la luz del
sol chocaba con el agua y se producían muchos efectos de colores. Al
aterrizar, me encontré con un gran lago
con barcos y aviones destruidos, plantas, casas, gente... Creía que estaba en
una isla desierta pero, al ver los barcos y la gente, me acordé de las fotos q
había visto.
Un
señor se acercó y me preguntó que si estaba bien. Yo le contesté interrogándole
sobre qué era aquel sitio.
-
Este es el triángulo de las Bermudas y te has convertido en otra persona
desaparecida. El agujero por donde has
caído es lo único que nos comunica con la vida real y gracias a esa luz tenemos
agua potable y plantas para seguir viviendo en este maldito agujero. Hemos
intentado hacer un invento para poder salir de aquí en ese laboratorio enfrente
de ti, ¿lo ves? Y… por cierto, ¿tú cómo
te llamas?
- Yo
me llamo Eva, soy científica y podría echar una mano.
-
Estupendo- replicó el hombre.
Nos
acercamos al laboratorio, me enseñó lo que tenían y se me ocurrió una idea que
llevamos a cabo. Cogimos un avión y lo convertimos en una especie de submarino
con un mecanismo que nos impulsara para salir del túnel. Casi lo logramos, pero las aguas eran tan fuertes que
su ímpetu nos arrastró hacia abajo.
P:D:
Querido
amigo, si estás leyendo esta nota significa que hay una salida y por lo
tanto, una esperanza.
Buen ejercicio de imaginación, sin duda, Eva. Interesante. Me alegró descubrir tu vuelta al taller. Un beso
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