SUBIR LA CUESTA
Nada más verla,
Ana creyó que no podría subirla…Con el atuendo de pobreza; y con la mochila
llena de vivencias y sensaciones. Cosas que pesan como las amargas experiencias
y sueños no alcanzados. Tenía que aceptarlas y cargar con ellas. Pero
necesitaba liberar tantos sinsabores
porque apenas podía respirar.
Estaba cansada
de avanzar y nunca llegar. Pero esta vez estaba decidida a alcanzar su destino.
No había marcha atrás.
Y llegó al
puente, que parecía que la estaba esperando…
EN LA OTRA ORILLA
Te tengo
delante de mí. No sé exactamente a qué época pertenecemos, pero eso no importa.
Me sirve cualquier puente para lo que pretendo hacer.
Cerré los
ojos, respiré profundamente, dispuesta a saltar, pero una intensa luz hizo que los abriera. Miré tu otra orilla y
olí a futuro. Decidí cruzarte.
Interesante ejercicio de relatos enlazados; novedoso y singular. Me ha encantado encontrarme con ellos subiendo mi cuesta, en esta mi orilla. Un abrazo, Ana
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el final de tu narración, donde interviene la esperanza. Felicidades Ana, Alicia.
ResponderEliminar