¿Quién lo iba a decir?. Ahora resulta que estoy
enamorada y sé que es malo, pero es que suspiro hasta cuando me da la espalda.
Este amor ha ido creciendo a paso de caracol,
poco a poco. Creo que a él le gusto, se le nota, me mira intensamente y esto
produce la envidia de las chicas de la oficina
donde trabajo. ¡Oh!, siento en mi corazón un gozo indefinible, como si un ratón estuviese royendo por dentro, produciendo una
dulce agonía.
Este maduro amor me ha robado hasta mi energía. Me siento en las nubes. Pero cuando entro en
razón pienso que… sí, es muy guapo pero… es malo, así que quizás yo sea solo un
capricho para él. Espero que se dé cuenta de que soy una persona formal y
seria.
Por favor no quiero que me produzca una desastrosa caída de mi autoestima.
Palabras aparentemente tan distantes entre sí, han sido bien hilvanadas por ti en un microrrelato que de malo tiene solo el título.
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