Era un gran ejército que invadía las
grandes ciudades. No paraban, caminaban y caminaban, no encontraban descanso.
Llegaban a una esquina y la doblaban y
seguían buscando hasta llegar a la otra y así
continuamente. Habían pasado años, décadas, siglos en ese plan. Estaban
bien aprovisionados, cargados de toda la fauna y la flora del bosque, y este
ejército de árboles lo que buscaba era un lugar en el que plantar sus raíces, en la tierra que el
hombre les había arrebatado, mucho, mucho tiempo atrás…
Me gustan estas esquinas dobladas, cargadas de simbología. Algún día los árboles, la tierra, la naturaleza toda, nos reclamará en voz alta por todo el daño que le hemos causado. Tal vez, lo esté haciendo hace mucho tiempo…
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