Allá por el
siglo XVIII, en la hermosa casa de un lejano país, vivía una familia de clase
adinerada. Al padre –de gran bigote,
terminado en puntas finas, retorcidas y engomadas –le gustaba vestir bien. Un día, pensó que en las tierras que rodeaban
su casona, faltaba algo y como le gustaban toda clase de aves, decidió sembrar
muchos árboles para que los pájaros acudieran a hacer sus nidos. Para conseguirlo, transcurrió mucho tiempo
pero la buena tierra ayudó mucho y la floresta creció muy compacta y
variada. Su ilusión crecía cada día y
entonces, pensó que plantando arbustos y árboles de otros lugares, todo
quedaría aún más precioso. Los mandó a
pedir y, pasado el tiempo, como todo estaba verde y lleno del colorido de las
flores, se paseaba muy contento por haber conseguido tan complicada tarea. Convirtió su finca en un gran botánico donde
se quedaban las aves de colores preciosos que iban de paso. El dueño quedó satisfecho por haber cumplido
su deseo y se paseaba muy contento, contemplando su gran obra.
Nos has dibujado un hermoso jardín tropical y la historia de un sueño hecho realidad.
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