Cuando se
abrió el telón y salieron los actores a escena, yo la miré a los ojos y ella me
dijo: “Perdón, señor”.
-¿Perdón por
qué? – le contesté enseguida –Perdón tendría que pedirte yo a ti por el
atrevimiento de mirar unos ojos tan bonitos como los tuyos y haberme quedado
perdido en tu mirada.
¡Qué bonito y romántico, Maruca!
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