Esta
es la historia de mi vida, la de un paraguas aparatoso, torpe y grande que
nadie quería utilizar. Yo, un objeto
inanimado pero con sentimientos, guardado en la oscuridad del armario, pasando
los años y envejeciendo sin ver cumplida la misión real de mi existencia.
Oía
exclamar a mis dueños, con el dolor de mi corazón.
-¡Es
que es demasiado aparatoso! ¡Si no fuera tan grande!
Y
a mí me hubiese gustado contestarles.
-Pero,
¿no se dan cuenta que yo les puedo proteger más y mejor?
Hasta
que un día…
-¡Mamá,
mamá! ¿Quién ha utilizado el paraguas grande?
-Nadie,
hija, nadie.
Y
me ha sacado de armario.
-¡Es
qué está mojado!
-¡Eso
es imposible, hija!
Por
fin, el paraguas,-yo-, se había sentido útil, aunque fuera con sus propias
lágrimas.
¡Qué buen microrrelato, Ana! Me ha atrapado de principio a fin. Bien llevado, el final del relato, sutil en medio del drama particular del paraguas, está bordado.
ResponderEliminarMaravilloso, vivan las buenas escritoras, un beso.
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