Cuando él me
dijo que quería cortar el bacalao, yo creí que hablaba de que estaba dispuesto
a preparar la cena. ¡Por fin! ¡Ya era hora!.
Pero, en realidad, lo que trataba de explicarme es que iba a controlar
la economía familiar y que si no lo hacía yo, él me iba a cortar todas mis
tarjetas de crédito.
Jugar con los clichés y el sentido literal y figurado de las cosas, es siempre segura y buena materia narrativa. Muy bueno, Ana.
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