Es increíble que un olor despierte tantas
sensaciones. A los amigos se les
diferencia por su perfume. Te tapas los
ojos y sabes quien viene. Las madres,
ellas huelen muy bien siempre y, no digamos cuando llegamos a la calle, el olor
a lejía de los baños, de ese conejo en salmorejo o de pescado encebollado. También cuando sales al patio, llega a ti el
olor a ropa recién lavada y entonces me acuerdo de la casa de mi abuela. Por la noche, el aroma de la famosa tortilla
y al salir al jardín, el de mi queridísimo jazmín, llena mi pensamiento y me
transporta muy lejos, a mí en particular, a los cuentos de la Alhambra.
Perfecta secuencia de olores, a través de los cuales es fácil tejer memorias.
ResponderEliminar