No sé, pero he amanecido con el presentimiento
de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
Es temprano, no debo ser pesimista,
quizás es que como acabo de levantarme, todavía estoy algo adormecido y
resacado después de la velada de anoche; tomaré entonces un carajillo bien
fuerte para despabilarme.
Así está mejor, qué bien me ha
sentado. De todas formas no se va este mal augurio que ronda por mi cabeza, si
doy rienda suelta a mis sospechas respecto a Don Miguel el cura, que vino ayer
a la consulta. Lo que observé después de un detallado análisis, es que presenta
síntomas de una enfermedad venérea, tal como María la tendera me había
comentado hace unos días. Claro que mi
preocupación es ahora mayor, ya que me surge esta terrible duda. ¿De qué manera se ha
enterado ella? ¿Es que acaso ha mantenido relaciones con él?. La muy pendón, me
la ha jugado entonces. Ahora varias personas corren peligro de tener la misma
enfermedad , incluso yo. Tendré que advertirle a Antonio el monaguillo que
tenga cuidado, pobre muchacho, tan buena persona pero tan ingenuo a veces,
tiene al cura en un pedestal cual si de una deidad se tratara. De lo que no
parece darse cuenta es de que “su santidad” le tiene echado el ojo, ya he
observado cómo le mira y se le cae la baba cuando le asiste los domingos en
misa. ¡Pero si lo dice todo el pueblo, por amor de Dios! Hasta la abuela doña
Engracia me comentaba el otro día cuando vino a que le repitiera las medicinas
, fíjate, ella que padece hasta de alzhéimer, va y me suelta que dos guardias
civiles le tocaron en la puerta y
estuvieron hablando con él por espacio de dos horas por lo menos, pero en que historias está metido este hombre, ¿será
entonces, como me temo, un pervertido? En fin, no adelantemos acontecimientos,
necesito aclarar mis ideas, me tomaré un buen café, bien bautizado eso sí.
Bien, después de todo quizás no sea
tan mal tipo ese santo varón, mucho chismoso es lo que hay es este pueblo,
menos mal que no suelo hacer caso a lo que dicen las malas lenguas. Pero, por
si las moscas voy a hacerme las pruebas yo mismo no sea que haya cogido algún
tipo de contagio. Lo que me faltaba es que encima todo el mundo piense que el
médico del pueblo también es un pervertido, faltaría más.
Este cuento colectivo, contado desde la perspectiva de los distintos personajes de un pueblo singular, ha resultado ser todo un acierto. La versión del médico que has hecho me ha encantado, muy aguda y divertida.
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