Analizar nuestro ADN con los eslabones
de la cadena de vivencias que conforman lo que hoy soy y que de alguna manera han
influido en mi personalidad, esta es la tarea que se me ha encomendado en el
taller esta semana.
Creo que mi cadena de ADN empezó con
las personas que me criaron que, con su poca cultura pero mucha sabiduría, me enseñaron a diferenciar el bien del mal y
por cuya enseñanza yo me he guiado y al crecer se ha convertido en el principio
de mi ADN.
Algo que me impactó mucho y siempre lo
recuerdo, fue cuando vi mi primera película:
Genoveva de Brabante. Descubrí algo que no lograba entender. Me preguntaba dónde estaba la gente que salía
de la pared del casino del pueblo, donde se proyectaba. En
aquellos años no existía la televisión, les hablo de 65 años atrás; imagínense el impacto.
Otro episodio que marcó mi vida fue
verme en un gran barco rumbo a otro país, yo sola, fue tal que me hizo crecer
de un golpe y hacerme adulta; aunque sólo tenía 13 años tuve que enfrentarme a lo desconocido.
Y así la cadena sigue, con altos y
bajos que van marcando mi vida. A lo largo del tiempo ha habido también momentos un poco difíciles por motivos de
salud. En uno de unas amigas me
sorprendieron gratamente hasta emocionarme, siempre se los agradeceré. Aquella vez comprendí lo bonito que es la amistad.
Todas
estas cosas, entre muchas otras cosas, han ido marcando mi vida y la cadena
sigue, sorprendiéndome con los cambios que van influyendo en mi forma de ser y
personalidad de la cual sale este ADN personal que no deja de crecer…
¡Qué bien has entendido el objetivo de esta tarea! Me ha encantado leerte y descubrir con tus palabras el origen de las vivencias y circunstancias que, de alguna manera han influido para ser quien eres, una persona especial a quien quiero y admiro mucho.
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