Se
han visto en películas familias raras pero la de los Torrado aún no la han
hecho.
Fueron
mis vecinos a lo largo de mi vida, cuando llegaron parecían normales y cuando
se fueron también.
Aquella
tarde de verano nos conocimos por encima del muro y tras saludarnos entre
familias, la madre de Joselito, Francisca, me invita a merendar, de lo cual me
alegré y fui.
Golpeo
el zaguán, me abre la abuela con un extraño gato mojado en brazos y dice…,
hicimos una excepción porque recién llegamos, pasa… Cuando quise mirar
atentamente el animal, se giró bruscamente y se fue a su cuarto, dejándome en
el corredor, a lo cual Francisca dice, ven por aquí, que estamos en familia… y
con una incómoda sensación, lo hice.
Mamá
no deja de bañar el gato, así pasa todo el día y de noche, lo centrifuga en el
lavarropas una vez y lo seca con su secador de pelo, para acostarlo con ella,
le dije que eso no es normal, pero está tan vieja que parece enferma… y bueno,
serán cosas de la edad… ¡Pero si los gatos no se bañan!, ¡No pasa nada, lleva
años muerto! Lo ahogó en la bañera jugando y como lo quiere tanto, mandó a
disecarlo para quedarse con él, mamá es de lo que no hay, es única.
Pensé…,
debe ser broma de nuevos vecinos y no le di importancia. Pasamos a la cocina, allí estaban Joselito
con su hermana Filomena y su padre Fausto, me sientan a un lado de la mesa
frente a un vaso con leche y una tapa de galleta, tan dura como una tabla de
madera… Sin decir nada, espero a que se sirvan y no lo hacen. Están todos a mi alrededor sentados y mirándome
sin hablar, no sabía si hacerme humo, o esperar
que en algún momento me tragara la tierra. ¿No te gusta la merienda?,¡Sí, los espero a
ustedes! Es que solo tenemos eso, empieza tranquilamente como en tu casa, que
nosotros solo miraremos…, creo que desmayé sin darme cuenta, sudé
repentinamente y faltándome el aire, suena la voz de la abuela, ¡es broma! A
esta gente loca le encanta bromear, después de eso, digamos que fue una tarde
normal.
Esa
semana mis padres se iban de viaje y los vecinos me invitaron a quedarme en su
casa, mi madre se quedaría más tranquila y por desgracia no me dejó la llave,
acepté de buena gana, porque el pobre gato me dejó intrigado, nada de esto
había contado aún en casa.
Puse
algo de ropa en la mochila, despedí a mis padres y fui a la casa. Francisca me
hace pasar y dice, ¿qué has traído? Es ropa, y con una risa sarcástica dice…
aquí somos nudistas, ven Filomena está jugando a ser maniquí y su abuela la está
vistiendo…, pensando que era otra broma entré, y ahí estaba frente al espejo
como una estatua, desnuda y sin moverse para que la vistieran, no daba crédito
a lo que veía, su abuela estaba también desnuda y con el gato mojado debajo del
brazo, dice… si no quieres jugar a esto con nosotras, ve con Joselito que está
jugando a ser Drácula en su dormitorio…, atónito y con las piernas a punto de
salir corriendo, ya me veía con una mordida en el cuello. Salí de ahí sin
mochila y navegando en una nave espacial, salté el muro y me metí en el
gallinero de casa, ahí estuve durmiendo entre gallinas durante una semana, ya solo faltaba poner un huevo, menos mal que el
almacenero me fio mercancía, que si no
sólo quedaba comerme los pollos.
Ni
que decir que aquella amistad, había terminado sin empezar, Joselito pasó todo
el caluroso verano subido al muro disfrazado del Zorro, con su sombreo negro de
plástico, capa, espada, al rayo del sol y cada vez que me veía pasar decía… ya
no soy Drácula, ahora soy el Zorro…
No
sé si todo esto es normal, pero sí sé que son costumbres extrañas…
Sin duda, lo son. Una sucesión de costumbres extrañas que hilvanadas una tras otra, construyen un relato de lo más ingenioso y divertido. Por eso despertó risas y aplausos cuando lo escuchamos de tu voz en clases.
ResponderEliminarNo puedo dejar de pensar en mis propios vecinos......claro los míos estaban diagnosticados . Ahora, su recuerdo, me divierte.Muy bueno!!!
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