No sé, pero he amanecido con el
presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo… Porque si se
repite lo de Sodoma y Gomorra…estamos hechos… Perdóname señor, pero sabes que
no fue mi intención…
Querido nuevo diario debe resumirte
de alguna forma en el estado que me encuentro, confuso, desorientado y con una
fe errante.
Hace unos días fue la fiesta del
pueblo y hubo una reunión por lo más alto, más tarde la siguieron en la capilla
y debo desahogarme que me pasó de todo, la bebida hizo su jugada y el diablo metió la cola tirando por el suelo lo que pensaba de alguna gente y asegurándome lo que
sospechaba de otras.
Fui a uno de los confesionarios a
buscar la llave de mi habitación, que había dejado en la limpieza de la mañana
y cuando entro, siento en el de al lado…¡Que el señor te perdone! ¡Y a mí me de
gloria!... Sí, dame, dame… ¡Esa voz! ¡No puede ser!... Y sí, era el padre y la
mujer del alcalde, sabía que algo había, porque el padre tiene un baúl con libros
y debajo de estos, había algunas bragas, sé que pequé, pero solo por
curiosidad, además estaban las fotos de la almacenera con sus nuevos senos al
aire… ¡Por favor no paraba de persignarme!,
por otro lado había algunas cartas… uno de los sobres dice… Lava mis
pecados obscenos y en el otro están dos cheques, uno del alcalde y el otro del doctor … ¿Y eso para qué?, para
callar cualquier rumor de sus consumos de drogas y alcohol que mantienen en
secreto, aparte de cierta atracción pecadora que no voy a detallar como decía
en la carta, para colmo la abuela que vive en la esquina me pidió que le
cortara el césped del fondo de la casa, esa tarde hacía mucho calor y dijo que
me quitara la camisa, le dije que no. Al rato
me llama para darme algo fresco para beber y al entrar en la casa estaba
la vieja desnuda abanicándose, sin más, solo le corte la mitad del césped y
salí rajando.
Desde que vino el nuevo padre más joven
creo que muchas cosas han cambiado, o siempre fueron así y no quise verlo, pero
yo creo que es el pueblo entero, hoy en
la mañana iba al correo a llevar una caja con las cuentas y otras cosas para el
padre superior, en el camino me cruza el guardia en su coche y ofrece llevarme,
a lo cual acepté amablemente porque estaba corto de tiempo, en un momento dado va por otra vía para que no pudiera alcanzarme, pero cometí
dos abominables errores, dejé la caja.
Al regresar no sabía cómo decirle al
padre, pero este al verme, me dice… Buena idea de darle la caja al guardia para
que la lleve, quedé casi mudo, claro se ve que lo llamó, y era una forma de que
yo no contara nada.
La verdad no sé qué hacer con mi
vida, ya no sé cómo rezar, si de pie, de rodillas, acostado, al norte o al sur…
Y como pagan justos por pecadores yo también estaré a la hora del juicio, que
no falta mucho, seguramente será sin aviso y de sorpresa, pero ya no puedo
hacer nada porque la caja fue enviada,
el segundo abominable error fue que sin darme cuenta, puse mi viejo y querido
diario, en el cual van cosas con más
detalles…lo peor, ahora me da lo mismo reconocerlo, es que me quedé con la foto
de la almacenera, y bueno… Si me dejan en este pueblo… Debo irme poniendo a
tono.
¡Qué divertido! He disfrutado mucho con la lectura de tu versión del Presentimiento colectivo. Contado desde la perspectiva de este pobre monaguillo y sus avatares en un pueblo de tales características, has logrado, con acierto absoluto, un relato ingenioso, lleno de chispa y humor.
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