Soñó con ser
escritor y se quedó a las puertas de una Editorial, aunque como portero,
claro. Eso no le impidió que su
auténtica vocación siguiera marcando su camino; escribir había sido su sueño,
casi su obsesión desde su infancia y, un obstáculo no le iba a impedir
conseguirlo. Así que, a sus treinta y
ocho años, decidió que ahora era el momento, su momento.
En su tiempo
libre, comenzó a escribir lo que para él sería su obra decisiva; poniendo en
ella todo su corazón, toda su alma y, con esa sensación de última oportunidad
que le atenazaba la mente, consiguió la fuerza necesaria para realizarlo. Así, en pocos meses, el libro quedó
terminado.
Con él bajo
el brazo y toda la decisión que da el apremio del tiempo, se presentó en la
oficina del editor y, sin aceptar negativa alguna por parte de éste, dejó
encima de su mesa, aquel sobre con el manuscrito de su libro y junto a él,
todas sus ilusiones.
Pasaron los
días, las semanas…, sin que recibiera las tan anheladas noticias. Esto le hizo sentirse tan decepcionado, tan
desilusionado que decidió centrarse en su trabajo y dejar a un lado escribir. Por ahora, sería únicamente el portero de una
Editorial, por ahora –pensó.
Un día como
tantos, al llegar a casa recogió una carta del buzón, el remitente era la
Editorial donde trabajaba.
Presuroso, procedió a abrirla,
intrigado de cuál podría ser la razón del envío. Conteniendo la respiración, leía su
contenido. Al llegar a uno de los
párrafos, de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas.
“…tenemos el
placer de notificarle que esta Editorial ha tenido a bien la publicación del
manuscrito de su libro…”, por fin había llegado el día por el que tanto había
luchado y esperado.
La felicidad
que sentía era indescriptible; la perseverancia y la espera habían dado sus
frutos. Él nunca había claudicado ante
las adversidades ni las negativas, porque siempre lo tuvo claro; escribir había
sido y era su pasión.
La historia de una pasión bien contada. Para lograr hacer realidad los sueños, hay que perseguirlos; apasionadamente.
ResponderEliminarEscribes tan bien, que me da envidia sana, -si es que existe esa clase de envidia-. Te felicito compañera.
ResponderEliminarGracias por tu hermoso comentario Mary, pero tú también escribes fenomenal, a mi personalmente me encanta. Un abrazo.
EliminarCarmen deseo seguir compatiendo un año más estas exqusitas narraciones con las que nos haces vibrar cada jueves.¡ Cuando sea mayor quiero escribir como tú!
ResponderEliminar¡FELICIDADES!
Carmen ese anónimo torpe que quiere escribir como tú soy yo ,Roberto
ResponderEliminarHasta pronto.
Gracias Roberto, pero tu forma de narrar tus historias es excepcional, a todas nos dejas impresionadas cada jueves al escucharlas, te felicito y espero poder seguir oyéndolas mucho tiempo. Un abrazo
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