Nada más preciso
que el tiempo, pensó Laura, aunque siguiera anclada en él, mientras el espacio
seguía su marcha, sin ella. Su vida
había dejado de tener sentido desde el momento en que él se fue. Se aferraba a los recuerdos para vivir el día
a día, pero éstos la consumían y la apagaban intensamente. Se perdía en el camino angosto de la vida; no
quería continuar sin él.
Y aquí
sigue, esperándole, sin ser consciente de la marcha de los días, de los años,
mientras él hace ya tiempo que…se olvidó de ella.
Microrrelato con voz omnisciente que, hábilmente, desvela que la razón de la ausencia de ese él sin nombre, no es tan definitiva como nos hace creer a través del relato. Muy bien.
ResponderEliminar