-A las
pruebas me remito,
las paredes oyeron todo y ya sabemos que usted
mató al gusanillo, así que más
rápido de lo
que canta un
gallo me confiesa
como lo hizo.
-Sí, Señor
Juez, confieso, no obstante afirmo que
fue un accidente, yo andaba de picos
pardos, y al
caerme de la higuera,
metí la pata encima del
gusanillo que andaba por las ramas, buscando
lo que no se le
había perdido, y
lo que encontró
fue que perdió
la cabeza, sin
embargo, yo lo
alcé en volantas en
un abrir y
cerrar de ojos,
pero, ver para
creer, el pobre
gusanillo no tenía
ni pies ni
cabeza, pero a
grandes males grandes
remedios, y a ojo
de buen cubero
corté por lo
sano, aunque fue
peor el remedio
que la enfermedad,
ya que después
me tocó cavar
su propia tumba, no sin
antes colgarle un
San Benito, para
que le diera
un buen viaje,
y por ultimo ahueque
el ala y
aquí estoy porque
a la larga
todo se sabe,
y a lo hecho pecho,
-Muy
bien, a buen
entendedor con pocas
palabras bastan, ¿pero,
quien es
usted?
-Su
señoría, ¿cómo que no me conoce?,
¡yo soy el gallo!,
-¡Ah si!
usted es el
canta mañanas, ya se le veía
el plumero...
Tienes el don de la chispa y del ingenio; tú naciste para esto. Genial!! no puedo decir más…
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