El teléfono comenzó a sonar de
madrugada… quebrando la
quietud nocturna del barrio. Ya se habían enterado. Inmediatamente, me
levanté y reservé una plaza para el primer vuelo a Bora Bora…
Mi billete de lotería premiado
pronto había dejado de ser un secreto…
La literatura como vehículo para cumplir sueños, que no es poco! Un abrazo
ResponderEliminar¡Que imaginación Roberto! Allá vamos todos!!! Tu invitas con tu billete premiado. Es una buena forma de espesar el año. Un abrazo.
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