Mi carro me
lo robaron unos malandros grifientos
que ni son de aquí ni son de allá. Ay
pena penita pena, y para colmo me acabo de enterar de que se nos rompió el
amor, ese que ni se compra ni se vende.
En carne viva me han dejado con tanta llorona; sin carro, sin amor y
claro, ya no tengo el corazón contento.
Quince años
tenía mi amor cuando en la fiesta de Blás me regaló un ramito de Violetas,
mientras me decía aquello de dama, dama, pareces un rayo de sol y ahora, se fue
dejándome el corazón partido. No puedo
olvidar cuando bailábamos pegados como gatos bajo la lluvia.
¡Devuélveme
a mi chica! La chica de ayer, la que un día tuvo carro, amor, un beso y una
flor. Ya no soy esa.
Divertido juego el de hilvanar canciones para construir una historia. Buen trabajo, Esther y…¡a seguir cantando, a tu manera!
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