Aquella mañana me levanté muy
temprano. Desayuné como de costumbre y
me dispuse a salir a la calle. Cogí un
taxi y, después de darle la dirección, llegué al punto de destino a la hora
acordada. Me esperaba con todo preparado
para tan importante acontecimiento.
Después de un breve saludo, que no
recuerdo para nada…, comenzó la operación.
Lo que sí recuerdo con claridad es que le dije que lo quería muy alto,
pero que muy alto.
Era una renombrada profesional que
cobraba un pastón. Me había recibido
mirándome por encima del hombro, no sólo porque era mucho más alta que yo, sino
porque consideraba que la vida era injusta.
Yo tenía lo que ella deseaba
hacía tanto tiempo; no le había surgido ninguna oportunidad.
De este relato, apenas si recuerdo
algunas cosas; de ellas no fui consciente hasta pasado mucho tiempo. Para abreviar, les diré que la profesional en
cuestión hizo todo lo contrario de lo que le había pedido. Me dejó casi como llegué, sin cambiar nada de
lo que le había dicho. ¡Aún no sé por qué!.
Retorné a mi casa, se hacía tarde
ya. Nada más llegar me dispuse a ponerme
mi vestido de novia, del que no he olvidado ni un detalle. Era de tela de moaré blanco, bordada de
perlas y azahar, con una gran cola forrada de rosa (última moda según el Vogue),
unos mitones hasta el codo, un bonito ramo en cascada de tuberosas muy
perfumadas y lo más especial: un precioso gorrito bordado también de perlas,
azahar y tul ilusión, como correspondía a una señorita de aquellos tiempos,
colocado en lo más alto de mi cabeza. ¡Lástima que la dichosa peluquera no me
hiciera el moño que le había pedido: alto muy alto!
Pensándolo bien, ahora creo que
estaba molesta: yo me casaba antes que ella; yo tenía dieciocho años y a ella
se le estaba pasando el arroz, ¡pobre!.
Me ha gustado mucho como has relatado esta anécdota autobiográfica. Has ido mostrando, poco a poco, los detalles de la historia, de modo que el lector siguiera con sumo interés el desenlace. Muy bien
ResponderEliminarMe ha gustado la forma de narrar, tu vivencia. Fantisco.
ResponderEliminarMe ha gustado la forma de narrar, tu vivencia. Fantisco.
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