Paseaba yo por
el parque García Sanabria, envuelta en los múltiples aromas de su espléndida
variedad de flores, cuando casi me atropella un caballero de extrema delgadez y
vestimenta estrafalaria. Tenía una figura
bastante triste, realmente. De repente,
desaceleró el paso y se paró con aire de pocos amigos frente a un banco ocupado
por un señor mayor de anteojos redondos y nariz prominente, que sólo vestía un
taparrabo blanco, a modo de túnica. El
caballeo se le encaró.
-Por las trenzas
de mi dulce amada, ¿no sabe usted que no es valiente la temeridad? Sois un
inconsciente, os vais a resfriar o algo peor. ¡Tapaos pardiez!
-No me importa –contestó
el de los anteojos –yo vivo como si fuese a morir mañana pues cuando todos me
abandonan, Dios se queda conmigo.
Yo estaba tan
asombrada que me senté en el banco de enfrente.
No podía perderme esa conversación.
-Lo lamento –le replicó
el caballero –pero yo estoy acostumbrado a arreglar entuertos y debe saber que yo
leo mucho y dudo mucho y por eso he visto mucho y le repito que os cubráis.
¿Cuántas damas pasan por aquí? Las ofenderéis con vuestra desnudez.
Con pasmosa
tranquilidad, el de la túnica le contestó.
-Espero que no
se entrometa pues lo que se obtiene con violencia solo se puede mantener con
violencia y yo soy persona NO violenta y por eso considero de mi familia a toda
la humanidad.
-Ya lo decía yo –contestó
el caballero –El hacer bien a villanos es como echar agua al mar.
-Pues yo opino
que ante las injusticias de la vida, calma… -le repuso el señor mayor.
-Vaya, bien
predica el que bien vive
-No es mi caso,
pero prefiero su amistad a su ira pues si aplicamos la ley del ojo por ojos,
los dos acabaremos ciegos.
-Tiene razón –contestó
el triste caballero, los dos queremos lo mejor para el género humano, sea cual
sea nuestra manera de actuar y esta hermosa amistad nadie la podrá turbar
Y así, agarrados
por los hombros, caminaron juntos por la vereda hasta tomar sus respectivas
guaguas.
En ese momento,
llegó mi hijo a tomarse un café y, extrañado, me preguntó:
-¿Quiénes son
esos personajes tan raros?
-Pues se trata
de Don Quijote y Mahatma Gandhi