Iban a todas
las partes del mundo y yo no sabía hacía donde me tenía que dirigir, si tendría
que hacer enlaces con otros vuelos.
Pensar en cómo mover aquellas maletas tan pesadas me producía
fatiga. Al final, decidí hacer como los
demás; tratar de salir de aquel infierno de gente, maletas, prisas e
interminables filas. De todas formas, en
el momento del embarque, me equivoqué y en vez de el de Tenerife, cogí un vuelo
a Teruel, se ve que no miré sino la primera letra y entré sin más al avión sin que
nadie se percatara de mi equivocación.
Cuando la azafata habló, comprendí mi error pero ya ni modo,tenía que
continuar el viaje y devolverme en el siguiente vuelo que encontrara. Logré
llegar a mi destino: Tenerife y las once líneas impuestas para este relato.
Este relato estaba destinado a extraviarse y lo hizo. Lo rescato hoy para devolvértelo diciendo que me encantó como resolviste la tarea, mezclando equívocos y jugando con ellos y con el lector. Muy bien.
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