Nuestros
sentidos nos trasladan en ocasiones a otros tiempos, otros lugares. Nos hacen
revivir sensaciones que creíamos sepultadas en el tiempo, revelándose tan
nítidas y claras como la primera vez.
Recuerdo
el aroma del aceite de limón que recorría cada rincón de la casa y que
anunciaba la inminente llegada de nuestra tía, con su lebrillo bajo el brazo
dispuesta a elaborarnos sus exquisitas rosquillas que tanto nos gustaban; ¡una
auténtica fiesta!
De
repente, oímos una canción que nos traslada a momentos de nuestra infancia,
estrofas que mi madre tarareaba mientras hacía las tareas del hogar.
Melodías
de nuestra adolescencia que ruborizaron nuestro corazón tras el primer beso, al
son de una balada en la gramola y arropados por la tenue luz del guateque.
Otras
veces, son las papilas gustativas las que nos traen recuerdos de otros tiempos:
un sabor antiguo, como a campo, alrededor de una mesa con nuestros seres más
queridos.
En
fin, viejos aromas, melodías y sabores que nos cuentan historias de ayer.
Me reafirmo en lo que pensé al leer tu primer escrito en el taller: me gusta como escribes, posees materia prima de narrador, se nota que tienes cosas que contar y que, al hacerlo, sabes hacer buen uso de las palabras. Me encantaría leer algún relato más concreto de esas pinceladas de historias de ayer que nos has regalado esta vez.
ResponderEliminarCuanto más leo tus escritos, más me gusta tu forma de escribir; nos atrapas en cada uno de ellos haciendo aflorar las emociones. Muchas felicidades Roberto.
ResponderEliminarPor fin despierta en ti la ilusión de narrar todo lo que llevas dentro, me alegro, mi querido ROBERTO sigue así. ter quiero.
ResponderEliminarEstoy feliz
ResponderEliminarLa semana se hace larga, a. La espera de tu nuevo relato, por fin llega y en ese momento me. Olvido de todo lo que acontece en mi entorno para disfrutar una y otra vez. de tus maravillosos relatos. Te quiero.
ResponderEliminar