El otoño es una de las estaciones del año que recibo con más
alegría porque despierta en mí renovadas emociones. Quizás se deba a que el
bochorno veraniego me fatiga en gran medida y sólo tengo ganas de darme un
chapuzón en el mar. No quiero decir con
esto que no me guste, todo lo contrario; solo que cualquier actividad me cuesta
un gran esfuerzo, y me da pereza empezarla.
No es solo el frescor, desde luego, lo que me hace sentir
bien; son sin duda los bellos efectos que los atardeceres provocan en mí, con
sus esplendidos colores, los azules, rosas, y los luminosos dorados, que
enmarcan el horizonte de nuestros bellos paisajes canarios, como si se tratara
de las más inspiradas creaciones de un
pintor.
En mi paseo diario, suelo caminar lentamente; no quiero
perder ni un instante de cuanto acontece , observando todo con curiosidad
renovada, absorbiendo los colores con deleite…, los castaños cobrizos, ocres,
naranjas, bermellones, que las hojas de los árboles en otoño nos brindan, que
cualquier pintor que se precie querría tener en su paleta de colores, envolviéndolo
todo con una calidez entrañable, de experiencias vividas..., añoradas de
pasadas estaciones.
Agradezco al “universo” que, en el otoño de mi vida, sea consciente de
tanta belleza.
Y, aquí estoy, disfrutando de mi joven joven estación,
degustando la vida en todas sus facetas.
Aquí estás, efectivamente, regalándonos nuevamente y para deleite nuestro, la belleza de la vida, a través de tu mirada. Sólo he echado en falta escuchar tu voz contándome, con la cadencia que sólo tú sabes poner, lo hermoso de este otoño en el que estamos…
ResponderEliminarComo siempre fabulosa tu narración, con ese toque tan especial que solo tú sabes imprimirle a tus historias, te felicito y sigue deleitándonos con muchas más. Un abrazo.
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