Después de
un fin de semana con un fuerte temporal de viento y agua, el lunes por la
mañana regresaba del sur por la autopista escuchando la radio. Oí la historia de un pasajero de avión que
hablaba de que había vivido la peor experiencia de su vida, el domingo por la
noche, en el trayecto Madrid – Tenerife.
Después de un viaje movidito, estando ya cerca del aeropuerto, el avión
no paraba de dar bandazos de derecha a izquierda y, después de varios intentos
de aterrizaje, no fue posible. Los
pasajeros, aterrorizados, no paraban de gritar, pedían información y nadie
sabía nada. Transcurridos unos 40
minutos, finalmente lograron aterrizar en el aeropuerto Tenerife Sur y apenas
el avión tocó tierra, todos aplaudieron al saberse a salvo. Las azafatas, muy amables, se despidieron pidiendo disculpas pero,
diciendo que les esperaban verlos de nuevo a bordo. Creo que algunos contestaron que..¡nunca más!
No me extraña. Después de un susto tan terrible, yo misma hubiera dicho lo mismo.
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