Andaba
siempre preocupada, con un rictus de pena y amargura; era doña Angustias, la
que no vivía pensando en lo que podría ocurrir mañana…., que si la casa, que si
los hijos, que si su marido tenía alguna…, que le dolía aquí o allá, que seguro
tenía algo grave… En fin, que con este
rosario de quejas, la convivencia con ella se hacía insoportable.
Esa noche,
doña Penas sale angustiada: su hijo mayor no ha llegado a casa. La cabeza no para, va más deprisa que sus
pies, llega a casa de la mamá de Carlitos, sube hasta el polideportivo, hasta
piensa en ir a la policía…¡mejor regreso a casa!, piensa. El bueno de su marido saldrá con ella en el
coche…¡SORPRESA! ¡Cumpleaños Feliz…!
Me ha divertido mucho leer tu relato, tal vez porque has retratado magníficamente a algunas doñas Angustias que conozco. Genial el tono y el ritmo narrativo elegido.
ResponderEliminarAmiga , tienes razón a veces nos preocupamos por cosas que probablemente nunca sucederán . Alicia
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