De niña, mi abuela me contó un cuento que un día se
iba a convertir en realidad. Me dijo que
una niña viajaría a otro país muy grande y bonito, se iría en un gran barco,
muy lujoso, que surcaría los mares. Ese
barco tendría muchos camarotes, piscinas, restaurantes, para comer como sin de
una pensión con comida se tratara y hasta bailes se iban a celebrar en pleno
viaje. Al final del recorrido, esa niña
se encontraría con sus padres que estaban esperándola al otro lado de ese gran
mar. A mí me parecía imposible porque para mí, el mar no tenía fin y me
preguntaba aquel barco se podía aguantar sobre las aguas.
Viajes definitivos aquellos que trastocaron sueños e historias. Muy emotivo, Maruca
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