Esteban,
desde pequeño, siempre tuvo actitudes de líder y se jactaba de ello. Ya en el colegio, combatía por ser delegado
de clase, ofreciendo cosas que ni soñando se podían cumplir, como bebederos de
cocacola, menos horas de clase y cero exámenes.
De mayor, ya quiso ser alcalde, prometiendo, como buen político, que si
él ganaba no se pagarían impuestos, tendrían pagas extras, viajes y fiestas por
todo lo alto. En ofrecer derrochaba toda
su energía, pero la gente ya lo tenía calado y sabían que perdía la fuerza por
la boca y comentaban:
-Lo que
ofrezca Esteban, ¡no se lo crean!
Así fue como
se ganó a pulso el apodo Noselocrean.
Han pasado años y aún hoy su familia, sin haber ofrecido nada, son
beneficiarios de tan vergonzoso apelativo…¡perdón, perdón!, ahora que recuerdo…
si hay un nieto llamado Mariano que heredó todos sus genes y costumbres. Advertidos quedan:
-Si él les
ofrece algo, ¡NO SE LO CREAN!.
Este giro final está de fábula, Lilia. Esta habilidad tuya para mezclar crítica, humor y chispa para narrarlo, hace que todas esperemos con ilusión y devoción tu relato de cada jueves. Un abrazo.
ResponderEliminarAy Lilia, yo no sé como siempre tus relatos tienen que ser tan simpáticos es imposible reírse ,además siempre de actualidad . Felicidades . Alicia.
ResponderEliminarLilia creo que hoy estoy en la luna, quise decir que es imposible No reirse. Bueno además del oído los deditos tambien fallan, Alicia.
ResponderEliminar