Verdad es
que en esta época en que estamos hay que estar prevenido pues yo, aunque sea
desconfiada, prefiero estar alerta, Por
ejemplo, no soporto que nadie caminé detrás de mí en la calle.
Un día que
salí al mercado por unas cosas, no sentí que nadie me estuviera siguiendo,
cuando de pronto, alguien me coloca las manos en las orejas. Por un momento, creí que era alguna amiga que
quería sorprenderme, pero no; fue tan grande el golpe que me quedé
paralizada. Me quitaron los zarcillos
que me habían regalado mis hijos por el día de las madres. El susto tan enorme que sentí al ver la
sangre que salía de una de mis orejas, no se me olvida. Ver manchada la blusa blanca que llevaba
puesta y la cara de terror de mis hermanas cuando me vieron de aquel modo, hará
que nunca me olvide de aquel día.
Podrán entender entonces que a partir de aquel
suceso, cuando siento que alguien camina detrás de mí, le pido que pase delante
y voy siempre prevenida por la calle…
Esta es mi
moraleja:
-¡Ojo! ¡No dejen caminar a ningún desconocido
detrás de ustedes por la calle!
Después de haber vivido semejante experiencia, no me extraña la moraleja que extraes de tu relato, Maruca.
ResponderEliminarCaramba amiga , este susto no se lo deseo a nadie . Comprendo bien la moraleja . Alicia
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