Esta es una
historia con mucho armario…; con una mano de barniz volverá a quedar como
nueva.
RELATOS DE LOS COMPONENTES DEL TALLER DE LECTURA DIRIGIDA Y NARRATIVA “EL TRANVÍA”
jueves, 21 de marzo de 2013
BARNIZADA de Carmen Garcés Pujades
LA VERDADERA HISTORIA DE BLANCANIEVES Y SU MADRASTRA de Alicia Carmen
Estos siete amiguitos me contaron lo que en realidad
pasó. Ayer Blancanieves le preguntó a su
pañuelo:
-¿No es cierto que la seda tan exquisita de este estampado de
manzanas rojas, que adorna mi cuello, me hace ver como la más bella de todas?
La madrastra, que también quería verse guapa, le lanzó un
zapato al espejo, pero al final, le arrancó el pañuelo a Blancanieves,
diciendo:
-Al espejo ni con mimosín lo suavizo
Y se miró a través del pañuelo, riendo a carcajadas porque el
estampado rojo atenuaba todas sus arrugas y se veía súper rejuvenecida.
Blancanieves se enfureció por no poder doblar el espejo para
ponérselo al cuello y mucho menos hacer una lazada, así que compró una pegatina
con siete rayitos que decía:
-Tú eres un sol
Y así se sentó a esperar a su príncipe.
PACO EL PIBE de Mercedes Álvarez
Paco, un chico de 18 años recién cumplidos, empieza a
trabajar de celador en la Residencia Sanitaria de La Candelaria, allá por los
sesenta. Dada su juventud, los
compañeros de trabajo empiezan a llamarle Paco el Pibe y así se dio a conocer
por todo el centro, pues igual lo llamaban para hacer algo en una planta, como
en la zona de Rayos X o en el mismísimo quirófano. Bien fuera para sacar o entrar las camas con
los pacientes o haciendo lo que fuese, cuando el Pibe se trasladaba a
cualquiera de estas zonas para hacer su trabajo, se formaba el gran revuelo
entre las compañeras del servicio y unas a otras se decían:
-¡Qué viene el Pibe, qué viene el Pibe!
Luego, todas revoloteaban a su alrededor, ilusionadas y
frititas por él. Pero el Pibe, a pesar
de sus pocos años, era muy responsable y no perdía para nada su compostura y
seriedad. Sólo a la hora del café, al
que todas le invitaban, se sentaba para bromear y reírse con todas, para luego
volver a cumplir con su trabajo, mientras todas quedaban suspirando por él.
Pasa el tiempo y entra a trabajar en Rayos X una linda, joven
y dicharachera auxiliar de enfermería llamada Rosy Yanes. ¡Aquello fue la bomba!, pues lo primero que
consiguió fue enamorar al chico que tenía alborotadas a las demás compañeras.
Con el transcurrir del tiempo, Rosy y Paco se casaron. Él esperaba el momento de seguir con sus
propósitos y aspiraciones, por eso, pronto pasó a ser Jefe de Celadores, sin
embargo, al poco tiempo tuvo que renunciar por perseguir un sueño aún más
grande que era estudiar enfermería. Eso
le obligó a trabajar por la noche y estudiar en las mañanas.
Aquellos fueron unos años duros, pero Paco cumplió con su
objetivo de terminar la carrera y se incorporó al Centro como A.T.S. En ese momento la pareja ya tenía tres hijos
y hasta el día de hoy, que llegó la hora de jubilarse, están juntos.
¡Qué curiosa es la vida!.
Cuando entró a trabajar era el más joven de todos sus compañeros y por
eso le apodaron el Pibe; hoy, Paco y Rosy son felices abuelos. ¿Qué más da,
Pibe? ¡Viva la jubilación!
HISTORIAS DE PELUQUERÍA de Esther Morales
-Regué las plantitas, limpié las ventanas de la cocina, tendí
la ropa, fregué el piso y puse al fuego un potajito. Ahora me peino y después de comer, voy a
bailar. Para una anciana de 86 años no
está nada mal, ¿verdad?.
-Se murió Chávez. Está
muerto, muerto, esa es la pura verdad; muerto el perro se acabó la rabia.
-Sí, pero dejó la mierda por donde pasó. ¿Qué qué va a
pasar? Eso es una incógnita.
Esas y muchas cosas más me cuentan todos los días mis
clientas de la peluquería; ¡cómo para no aburrirme!
PAÑUELOESPEJO de Tatiana Silkwood
Ella se miraba en el pañuelo, retocando el sutil rubor de su
cara. Peinando la puntilla de encaje, la
chica pensaba y acicalaba sus bellos
ojos rasgados y oscuros, como una pluma al viento, mientras que, con el espejo,
se enjugaba las lágrimas, aquellas que corrían hacia el suelo.
Se miró de nuevo en el pañuelo y, aún así, pensó:
-¡Es un bello recuerdo!.
miércoles, 20 de marzo de 2013
DOS MICROLOCURAS de Ana R. Benítez
ARMARIOHISTORIA
de Ana R. Benítez
El armario estaba repleto de personajes célebres; se peleaban
por salir de la historia y conseguir de una vez el tan ansiado anonimato.
TIJERATELA de Ana R. Benítez
La afilada tela cortaba y cortaba sin compasión; le importaba
bien poco que las tijeras se quejaran de tanto dolor.
PAÑUELOESPEJO de Ana R. Benítez
Narciso se miraba y se miraba en el pañuelo, y viendo gotear
por sus mejillas lágrimas de emoción, limpió con ellas el espejo, para observarlas luego.
DOS IMPOSIBLES de Carmen Fumero
TELATIJERA de Carmen Fumero
Envolví mi cuerpo con
la tijera convirtiéndola en un vestido y luego, con la tela me corté unas
rayas.
PAÑUELOESPEJO de Carmen Garcés Pujades
Después de mirarse en el pañuelo,
secó las lágrimas de su rostro con el espejo que llevaba en el bolsillo.
PAÑUELOESPEJO de Naty Cabrera
Al coger el espejo sintió su tacto,
suave como la seda y entonces, decidió
amarrarlo con dos nudos. Luego, se quedó
observando a través del pañuelo como se reflejaba en él su esbelta y bella
figura.
ESPEJOTIJERATELA de Maruca Morales
La tijera las descubrió mirándose en el pañuelo y se escondió
tras el espejo no fuera que aquellas telas le cortaran las ideas
ARMARIOHISTORIA de Carmen Garcés Pujades
¡Esta historia es horrible!, me voy a deshacer
de ella,
ya veré después qué armario le cuento a mi suegra.
PAÑUELOESPEJO de Juani Hernández
TIJERATELA de Mercedes Álvarez
La tijera se estira, se estira metros
y metros, mientras la tela se enfada y se corta, se corta en pedazos; no sabe
bien por qué.
martes, 19 de marzo de 2013
ARMARIOHISTORIA de Lilia Martín Abreu
Haciendo posible lo imposible, en el teatro se han cambiado
los roles: la historia guarda el vestuario de todos sus actores y nada más
subir el telón, el armario cuenta la biografía del gran Cristóbal Colón
TRAPITO de Esther Morales
Me llamo Trapito y hay muchas señoras a quienes les encanta
ponerme en sus cuellos para mirarse al espejo con todo el regocijo del mundo;
¡así es el amor!. ¡Pero que bonito es y
que elegante me veo con él!, dicen todas al verse conmigo. Siempre quedo bien, no
importa el color que tenga, modestia aparte. Bien bello, bien útil, todas me adoran, lo sé.
FANTASEANDO de Maruca Zamora
Qué pasaría si, de repente, se me antojara envolverme de pies
a cabeza con aquel espejo y me mirara en este pañuelo y que en él se reflejara
un campo de flores, a ser posible, rosas.
Sería bonito, sí, aunque ya lo es a través de mi imaginación: ¡es pura
magia!.
EL GALÁN DE LA COMUNIDAD de Alicia Carmen
Siempre me
han gustado las cosas bellas, los paisajes, las flores, un maravilloso libro,
unos versos inspirados y…¿a quién no?.
Pero, a los 17 años. tener un vecino muy guapo y tropezarme con él todos
los días, era algo alucinante. Cada vez
que lo veía, no podía evitar abrir los ojos como platos y tener una sonrisa
tonta en los labios. Él, por supuesto, se
daba cuenta de mi admiración y me imagino que se sentía muy halagado.
Un día se me
acercó y me invitó al cine. Te esperaré
el domingo a las seis de la tarde en la heladería de la esquina, me dijo. Yo me quedé tan impactada que no podía creer
que se refería a mí. Pero pasados unos
momentos, se encendieron las alarmas en mi cabeza y me acordé haber oído decir
a mi prima que este chico la había invitado también a ella, y luego a la chica
del número 13, y luego a la de la planta baja.
Vaya, se comporta como un pavo real, pensé, ¿y ahora me toca a mí?.
Con cierta
pena, dejé pasar las 6 de la tarde del domingo y le di plantón al guapo de la
comunidad. Demás está decir que nunca
más me saludó y yo llegué a preguntarme en aquellos días, si había hecho bien o mal
dejando pasar aquella tentación.
Años más
tarde, supe que nuestro galán se había casado y divorciado tres veces y sabría
Dios cuántos hijos habría dejado regados por ahí.
Así que la
moraleja de esta historia no puede ser otra que aquella que dice que:
Una retirada a tiempo
vale más que una victoria
QUO VADIS de Eva Mª Sacramento Delgado
Había un
César a quien le encantaba tocar el arpa y hacer poesías horrorosas en forma de
canción. Estaba tan loco que, una vez,
se le ocurrió la idea de mandar incendiar Roma para buscar inspiración para sus
cantos.
Tenía un
amigo que tuvo la desgracia de estar cerca de él para escuchar una y otra vez,
sus espantosos versos cantados. Creo que
si ese amigo se hubiera retirado a tiempo, no habría tomado la decisión de
suicidarse.
La moraleja dice
que:
Una retirada a tiempo
vale más que una victoria
aunque a esta historia
le vendría mejor…
Una retirada a tiempo
vale más que una desgracia.
¡NUNCA MÁS! de Carmen Fumero
Después de
un fin de semana con un fuerte temporal de viento y agua, el lunes por la
mañana regresaba del sur por la autopista escuchando la radio. Oí la historia de un pasajero de avión que
hablaba de que había vivido la peor experiencia de su vida, el domingo por la
noche, en el trayecto Madrid – Tenerife.
Después de un viaje movidito, estando ya cerca del aeropuerto, el avión
no paraba de dar bandazos de derecha a izquierda y, después de varios intentos
de aterrizaje, no fue posible. Los
pasajeros, aterrorizados, no paraban de gritar, pedían información y nadie
sabía nada. Transcurridos unos 40
minutos, finalmente lograron aterrizar en el aeropuerto Tenerife Sur y apenas
el avión tocó tierra, todos aplaudieron al saberse a salvo. Las azafatas, muy amables, se despidieron pidiendo disculpas pero,
diciendo que les esperaban verlos de nuevo a bordo. Creo que algunos contestaron que..¡nunca más!
NO HAY QUE TOMARSE LA VIDA TAN SERIO de Carmiña Gohe
Un padre que
tenía cuatro hijos pensó en dejarles una buena herencia y por ello trabajaba
muchísimo, lleno de ilusión. Así fue
hasta que llegó el día en que se enfermó.
Entonces les llamó para indicarles que todo su dinero sería repartido a
partes iguales entre los cuatro hermanos.
Una vez lo hubo hecho…, todos fueron despilfarrando lo que a ellos no
les había costado esfuerzo alguno. De
esta historia podemos extraer la moraleja de que no hay que tomarse la vida tan
en serio como lo había hecho aquel padre, sino vivirla.
jueves, 14 de marzo de 2013
YA NO HAY GENIOS de Juani Hernández
Dedicado a mis compañeras del Taller de Narrativa
Ésta es una
tertulia semanal, donde un grupo de personas de diferentes edades y culturas,
entablan interesantes discusiones y amenas charlas sobre literatura, poesía,
pintura, política y filosofía. ¡Siempre geniales!.
Todas,
revestidas de ansias de saber y deseos de compartir sus ideas y conocimientos
con quienes las quieran escuchar; todas con una particular sensibilidad. Personas que hacen que la vida avance y tenga
un mejor significado. Con su ingenio e
inteligencia asombran al mundo…, en ocasiones lo atemorizan…, indiscutiblemente…¡incomprendidas!
Ya no hay
genios, pues la genialidad nace de la visión, pura y auténtica, de lo que nos
rodea. Y la medicina… trata de “sanarlos”
con antidepresivos o, lo que es peor, en casas de salud mental…
¡NO HAY QUE TOMARSE LA VIDA TAN EN SERIO! de Mercedes Álvarez
Tienes un
grupo de amigos de muchos años con los cuales compartes muchas cosas de tu
vida, incluso llegas a creerte que sin ellos no eres nadie. Son como un pilar para poder seguir adelante.
Yo siempre
estaba de acuerdo con todo lo que se decidía en conjunto en nuestra relación de
amistad y creía que ésta marchaba muy bien, hasta que, últimamente, por unas
circunstancias que no viene al caso contar, el grupo se ha distanciado. Claro, en principio, creí que no iba a poder
seguir adelante porque todo en mi mundo se estaba derrumbando y no veía la
solución por ningún lado, sin embargo, al pasar el tiempo, me doy cuenta de que
en mi nueva vida empiezan a ocurrir ciertos cambios. ¡Caramba!, me dijo a mí misma, he vuelto a
renacer, tengo nuevos amigos, a los que percibo alegres y sinceros. Ellos me repiten siempre: ¡Chica, la vida no
hay que tomársela tan en serio!, date cuenta de que la alegría y la diversión
también existen y por eso no dejamos de ser como somos en realidad.
La moraleja que yo extraigo de esta experiencia
es que en esta vida, nunca sabes con la que ganas o pierdes, hasta que no te arriesgas
y lo haces.miércoles, 13 de marzo de 2013
MI MORALEJA de Maruca Morales
Verdad es
que en esta época en que estamos hay que estar prevenido pues yo, aunque sea
desconfiada, prefiero estar alerta, Por
ejemplo, no soporto que nadie caminé detrás de mí en la calle.
Un día que
salí al mercado por unas cosas, no sentí que nadie me estuviera siguiendo,
cuando de pronto, alguien me coloca las manos en las orejas. Por un momento, creí que era alguna amiga que
quería sorprenderme, pero no; fue tan grande el golpe que me quedé
paralizada. Me quitaron los zarcillos
que me habían regalado mis hijos por el día de las madres. El susto tan enorme que sentí al ver la
sangre que salía de una de mis orejas, no se me olvida. Ver manchada la blusa blanca que llevaba
puesta y la cara de terror de mis hermanas cuando me vieron de aquel modo, hará
que nunca me olvide de aquel día.
Podrán entender entonces que a partir de aquel
suceso, cuando siento que alguien camina detrás de mí, le pido que pase delante
y voy siempre prevenida por la calle…
Esta es mi
moraleja:
-¡Ojo! ¡No dejen caminar a ningún desconocido
detrás de ustedes por la calle!
¡NO SE LO CREAN! de Lilia Martín Abreu
Esteban,
desde pequeño, siempre tuvo actitudes de líder y se jactaba de ello. Ya en el colegio, combatía por ser delegado
de clase, ofreciendo cosas que ni soñando se podían cumplir, como bebederos de
cocacola, menos horas de clase y cero exámenes.
De mayor, ya quiso ser alcalde, prometiendo, como buen político, que si
él ganaba no se pagarían impuestos, tendrían pagas extras, viajes y fiestas por
todo lo alto. En ofrecer derrochaba toda
su energía, pero la gente ya lo tenía calado y sabían que perdía la fuerza por
la boca y comentaban:
-Lo que
ofrezca Esteban, ¡no se lo crean!
Así fue como
se ganó a pulso el apodo Noselocrean.
Han pasado años y aún hoy su familia, sin haber ofrecido nada, son
beneficiarios de tan vergonzoso apelativo…¡perdón, perdón!, ahora que recuerdo…
si hay un nieto llamado Mariano que heredó todos sus genes y costumbres. Advertidos quedan:
-Si él les
ofrece algo, ¡NO SE LO CREAN!.
ANIVERSARIO de Águeda Hernández
Nos veíamos
un tanto ridículos; dos personas de cincuenta años, sentados solos ante una
mesa de juego en el patio trasero de la casa y con sombrero atado bajo la
barbilla. No era así como había
imaginado la celebración de nuestras bodas de plata.
En mis
sueños, cientos de invitados, una orquesta de seis músicos que tocaría nuestra
canción predilecta, “Nuestro amor jamás se acabará”, y nosotros deslizándonos
por la pista de baile. La realidad fue
muy distinta. Los chicos habían asado
hamburguesas y salchichas en la parrilla y las habían engullido para, acto
seguido, marcharse, dejándonos solos, no sin antes dejarnos a mi esposo y a mi,
la tarea de limpiarlo todo.
Sobre la
mesa descansaban los regalos: unas batas de baño con sus correspondientes
toallas. Mi esposo sacó de la parrilla
la última hamburguesa y me la ofreció.
Me la llevé a la boca.
-Hemos
pasado un rato agradable –comentó –
- ¿Sabías
que Richard Burton le regaló a Elizabeth Taylor un diamante raro y ella a él un
largo abrigo de pieles – le pregunté yo.
-¡Y que iba
a hacer yo con un abrigo como ese! –gruñó.
Él y yo
habíamos pasado por dos guerras, por cinco casas, tres hijos, compartido el dentífrico,
las deudas, los armarios… El regresó a
donde estaba sentada y me dijo:
-Tengo un
regalo para ti
-¿De verdad?
¿Qué es? –pregunté emocionada.
-Cierra los
ojos –respondió.
Cuando los
abrí, sostenía ante mí una de esas coliflores que vienen en un frasco.
-La quité de
la vista de los ojos de los chicos porque sé que a ti te encanta la coliflor –me
explicó.
-Quizá, así
de sencillo es el amor –pensé.
NO HAY QUE TOMARSE LA VIDA TAN EN SERIO de Tatiana Silkwood
Andaba
siempre preocupada, con un rictus de pena y amargura; era doña Angustias, la
que no vivía pensando en lo que podría ocurrir mañana…., que si la casa, que si
los hijos, que si su marido tenía alguna…, que le dolía aquí o allá, que seguro
tenía algo grave… En fin, que con este
rosario de quejas, la convivencia con ella se hacía insoportable.
Esa noche,
doña Penas sale angustiada: su hijo mayor no ha llegado a casa. La cabeza no para, va más deprisa que sus
pies, llega a casa de la mamá de Carlitos, sube hasta el polideportivo, hasta
piensa en ir a la policía…¡mejor regreso a casa!, piensa. El bueno de su marido saldrá con ella en el
coche…¡SORPRESA! ¡Cumpleaños Feliz…!
CARTA A MI PADRE de Alicia Carmen
UN VECINO MOLESTO de Maruca Zamora
Edelma estaba
enfrascada en una lucha contra su vecino Luis; no podía con él. Por más que lo corriera, lo asustara, le
tirara la puerta, le echara agua, él no dejaba de fastidiarla. Parecía que se dedicaba únicamente a pensar
cómo molestarla.
Llegó el día
en que Edelma no aguantó más. Lo esperó,
escondida entre los árboles del jardín, con toda la paciencia del mundo. Él llegó, como todos los días, muy confiado
en que todo sería como siempre. Cuando
Edelma lo tuvo a tiro, dirigió el chorro de la manguera hacia él y lo puso como
una sopa. El vecino salió disparado,
chillando despavorido. Estaba claro que
no lo esperaba.
A partir de
ese día no ha vuelto a molestarla.
Edelma lo ve merodeando por su casa, la mira, pero no se acerca.
Edelma pensó
que, tal vez, se había convertido en un
ser pensante y que el gato de la vecina había llegado a la conclusión de que
una retirada a tiempo valía más que una victoria.
martes, 12 de marzo de 2013
PEPA SINSUERTE de Ana R. Benítez
Me llamo
Pepa y vivo con Marta y Cecilia; también está Paco, de aspecto fuerte y color
oscuro, igual que mis compañeras. Yo, en
cambio, soy blanca. Antes éramos más,
pero sólo quedamos nosotros.
No conocí a
mi madre. He oído decir que murió cuando
yo nací; es la razón por la que dicen que estoy famélica, por no mamar de
pequeña. Lo normal es que estuviera
gordita, pero no es así. En cambio,
Marta y Cecilia, sí lo están, ¡y ni qué decir de Paco!. Él es muy cariñoso con ellas, y a mi ni se me
acerca. También son las favoritas de mi
cuidador. Todas las mañanas, cuando
entra a darnos de comer, todo son halagos hacia ellas; a mí me mira con
desprecio y a veces hasta con compasión.
Yo me sentía
sola y vulnerable, maldecida por la fortuna hasta que le escuché decirme:
¡Pepa,
tienes que comer más si no este año tampoco te va a tocar a ti! ¡A este paso no
vamos a sacar de ti ni una ristra de chorizos! ¡Qué mala suerte hemos tenido
con Pepa!
CLARISA LARRISA de Carmiña Gohe
En una
aldea, vivían los padres de Clarisa y sus hermanos. Todas las mañanas, se levantaban temprano a
hacer las tareas en el campo, pero como Clarisa era la más pequeña, se quedaba
jugando con su amiguita Pepi. Se
divertían y no hacían sino reírse y reírse, siempre contentas, sobre todo
cuando la madre de Clarisa salía a la puerta de la cocina y les decía, ¡a
desayunar!, ¡vamos, Pepi, hay tortitas de miel!.
Las niñas
fueron creciendo y llegó el día en que Clarisa se enamoró de un aldeano muy
apuesto, pero llegó la fecha en lo alistaron para ir a la guerra en
Oriente. Ellos se escribían todas las
semanas, pero Clarisa empezó a ponerse triste porque últimamente no recibía
correspondencia. Una mañana, les tocaron
a la puerta dos soldados y le dieron un sobre, en él le comunicaban que Pedro
estaba en paradero desconocido. Clarisa se quedó callada, le parecía que eso no
le iba a pasar a ella, imposible.
No hablaba y
por supuesto no tenía ni una sonrisa en su cara. Pasaba los días deambulando por la casa sin
saber qué hacer hasta que, una mañana temprano, cuando salió al jardín, vio a
lo lejos la figura de un hombre. El
corazón le dio un vuelco y salió corriendo a su encuentro pues reconoció que
era su novio. La risa que alegraba a
todos volvió a la casa de Clarisa, como siempre había sido en toda su vida.
ÁNGEL SIPUEDO de Eva Mª Sacramento Delgado
Lo pensaba
una y otra vez, mientras se ponía los patines de cuatro ruedas para bajar por
la Cuesta Piedra, esquivando coches, motos, guagua, personas, semáforos, hasta
llegar a la Plaza de España.
-Sí puedo,
sí puedo –repetía sin descanso Ángel.
Al llegar al
comienzo de su aventura y ver la fuerte inclinación de la calzada, le entró
pánico. Tenía sudores fríos por el miedo
a sufrir un accidente.
-¿Y si mi
caigo? ¿Y si me doy contra un coche? ¿y si…?, pero… sí puedo, sí puedo llegar a
mi destino –pensaba.
Así que sacó
fuerza de voluntad para comenzar a patinar.
Con los ojos bien abiertos, una fuerte tensión le recorrió todo el
cuerpo.
Finalmente,
llegó a la Plaza de España sano y salvo y con una amplia sonrisa en su rostro,
dijo:
-¿Ves? ¡Al
final sí pude llegar a mi destino!
CASIMIRO TORPEDO de Carmen Garcés Pujades
Casimiro
siempre fue un niño inquieto, hiperactivo y peleón. Desde muy pequeño, a sus padres siempre les
resultó difícil que el niño controlara sus constantes arrebatos de mal genio y
sus escapadas de casa cuando recibía alguna reprimenda o castigo, por alguno de
los tantos problemas en los que solía meterse, se hicieron cada vez más
frecuentes.
Pasaron los
años y el carácter impulsivo y pendenciero de Casimiro fue empeorando. Le gustaba ir a las fiestas del pueblo, para
una vez allí y sin ningún motivo, buscar pelea con casi todos los chicos que
encontraba. Así transcurrieron los años
de su juventud en los cuales, tantos eran los problemas en que se metía, que en
su pueblo le pusieron un apodo: Torpedo.
Ese mote le acompañaría el resto de su vida, como si fuera parte de su
propio nombre y así lo conocían todos por allí, porque siempre parecía tener un
único objetivo: ir directamente en busca de alguien contra el que liberar todo
su carácter explosivo; igual que un misil disparado por un cañón.
Y cuentan todos
en el pueblo que, cuando alguien hablaba de él, no lo hacían simplemente de
Casimiro, sino que siempre se nombraba al ya tan conocido Casimiro Torpedo.
ESTEBAN ¡NO SE LO CREAN! de Juani Hernández
Un predicador
muy afamado, de esos que predican en grandes auditorios y a través de programas
televisivos de máxima audiencia, con grandes masas de seguidores, era alabado
por multitudes de todos los rincones del territorio; todos con gran fe, sobre
todo de…¡muy buena fe!. Él aconsejaba a
sus feligreses, muy vehementemente, que practicaran las grandes virtudes,
especialmente la caridad y la generosidad con el prójimo, el desapego de los
bienes materiales, convenciéndoles de que eso les llevaría a una vida más rica
y placentera y que, a los ojos de Dios, los llevaría directo al cielo… ¡No se
lo crean!
Poseía un gran
control sobre sus feligreses, dada su excelente oratoria y poder de
convicción. Le solían obsequiar con lo
mejor de sus cosechas, pertenencias y generosos donativos. Él los aceptaba,
asegurando que serían bien repartidos…¡No se lo crean!
Acostumbraba
hacer largos viajes a un lugar por nadie conocido donde tenía una lujosa
mansión, coches último modelo y disfrutaba de fiestas entre sus amistades,
todas de la más alta burguesía de una isla paradisíaca del Caribe. ¡Todo lo contrario de lo que predicaba!
¡No se lo
crean!
ROSA ALEGRÍA de Carmen Fumero
Rosa Alegría
vivía en un castillo. Una tarde,
mientras preparaba una salsa de pistacho, reconoció un sonido muy agradable que
hacía mucho tiempo que no oía. Un
pequeño pajarito azul había entrado volando por la ventana. Sorprendida, le preguntó si había venido a
cantar con ella.
Rosa Alegría
empezó a cantar y muy pronto se unieron a ella una bandada de pajarillos
mientras el dulce sonido de sus cantos se extendió por toda la cocina y Rosa,
más alegre y contenta que nunca, no paraba de reír.
jueves, 7 de marzo de 2013
ASÍ ME LO CONTARON… Y YO ME LO CREÍ de Juani Hernández
A
finales del año pasado, me contaron que el gobierno estaba estudiando unas
mejoras en las condiciones de las personas que habían perdido a su marido por
fallecimiento y que tenían hijos a su cargo y con pocos recursos
económicos. Pensé, ¡qué bien me va a venir!,
pues después de veintisiete años de viuda, por fin iba a poder vivir sin tanto
desasosiego (eso sí, tengo que decir que me he convertido en una experta en
reciclaje, albañilería, fontanería y tapicería; de una cosa vieja, saco algo
nuevo y provechoso).
Con
frecuencia pienso en el mal empleo de las leyes y de los recursos de todos,
pues no solo perdemos a alguien importante en nuestra vida, sino que lograr una
mísera beca para que nuestros hijos finalicen sus estudios, te obliga a vencer
un auténtico maratón de obstáculos, de súplicas, ruegos y humillaciones. Creo que al gobierno le hubiera gustado que,
junto a mi marido, se hubiera quemado en la pila funeraria al resto de la
familia, como hacían antiguamente en la Indía.
Como
dije al principio, estaba expectante con la esperanza y la alegría de que
cumplidas las promesas del gobierno, todo iría mejor.
Llegó
finalmente el boletín informativo de primeros de año, comprobando decepcionada
que, no sólo no habían aumentado algo razonable, sino que no alcanzaría ni para
pagar el euro por receta.
Una
vez más el gobierno hacía demagogia con los más desamparados y menos culpables.
ASÍ ME LO CONTARON de Mercedes Álvarez
¡Hola!, siéntate un
poquito conmigo que te voy a contar algo.
Es un chisme, pero necesito contárselo a alguien que me guarde el
secreto y sé que tú lo harás. ¿Te
acuerdas de José? este chico que siempre, desde que estábamos en primaria, me
ha tenido loca, ese… Pues me enteré…
que.. ¡no,no, por favor! gay no es, pero tú sabes que desde hace años viaja
constantemente. Yo siempre había pensado
que era por su trabajo. Sí, sí, él es
policía secreta y tiene que viajar mucho. Bueno, el caso es que me enteré, y
por cierto me he quedado muy decepcionada al enterarme, que se casó en la
península y tiene familia con hijos y todo.
Vale, vale, yo con él no he tenido nunca nada, salvo una buena amistad,
pero ¿por qué no fue sincero y me lo contó?.
Sí, de acuerdo, teníamos diferentes maneras de ver la amistad, pero eso
no me quita el sabor amargo del desengaño que se me quedó cuando, así, me lo
contaron.
ASÍ ME LO CONTARON de Elena Castañeda
Doña María era una
señora mayor, más o menos de la edad de mi madre, y me contó que una vez que
venía de la huerta, se encontró con don Ramón.
Este señor era un ricachón del pueblo y, como tal, se creía que podía
conseguir todo lo que se proponía, así que trató de conquistarla, diciéndole
que estaba loco por ella. Ella le
repetía que era feliz con su marido y que no quería saber nada de él, pero don
Ramón seguía insistiendo.
Doña María era una
mujer alegre, tenía cinco hijos y su marido era pastor de ovejas, así que aquel
ricachón la ve otro día en que ella venía con fruta y esta vez le dice que
soñaba con ella, que no podía descansar, que él era capaz de regalarle lo que
ella le pidiera, pero que tenían que hacer el amor…
Como eran tan pesado,
ella le dijo que bueno, que estaba bien, aunque lo mejor sería hacerlo en su
casa, la de ella, para que nadie les viera.
Él, la mar de contento, la acompaña a su casa y al entrar, ella levanta
la voz y dice:
-Juan Antonio, prepara
la cama que viene Ramón que dice que me va a hacer el amor.
Ella sabía que su
marido estaría en casa durmiendo y de este modo le preparó la trampa.
Don Ramón se cagó en la
madre que la parió y se marchó, pero nunca más la molestó.
ASÍ ME LO CONTARON de Tatiana Silkwood
Así me lo contaron y así lo cuento yo…
En aquel entonces, cuando la guerra civil
había dado paso al reposo, dejando paso al hambre, la escasez y la impotencia,
donde el sobrevivir del día era una batalla ganada..
…aquel Santa Cruz con sus marquesinas, su único y pintoresco
tranvía, el andar de alpargatas de las chicas de servicio, el tráfico de los
cambulloneros en el muelle y éste con su pescante…
…las vendedoras de pescado madrugaban para correr largas
distancias para ir a buscar el pescado que vendían después, con su cesto a la
cabeza…
en medio de todo aquello…
…Una niña pequeña que cambiaba higos por pescado, en mandato de
su madre que usaba a la criatura para infundir lástima, en el saber que en los
recados iba el obedecer implícito. Una
vida dura desde la infancia…
…En las tardes de domingo, aquel paseo por las Ramblas, llenas de
juventud y alegría. La felicidad del que
está en paz consigo mismo y viste de conformidad la mirada…
…así me lo contaron y así…lo cuento yo.
ME LO CONTÓ MI TÍA CORALIA de Lilia Martín Abreu y Coralia Abreu
Cuando le pedí a mi tía Coralia que me contara
alguna historia que poder relatar esta semana, me contestó que me la iba a
mandar por escrito. Así lo hizo, pero lo
narró de tal forma que no he querido quitarle ni un punto ni una coma, Se las presento, tal cual ella la escribió y
mis créditos, esta vez, los comparto con ella.
Esto
es solo un recuerdo, de muchos que aún hoy persisten en mi memoria, a pesar del
paso del tiempo.
Corrían
los años sesenta, cuando ocurrió esto que les voy a contar. En mi pueblo había una tienda; su dueño era
un señor mayor llamado don Antonio Peña.
Este señor ya no trabajaba a causa de los achaques de la vejez, él se
sentaba en una silla en medio de la tienda para controlar a sus empleadas, que
eran varias; creo recordar unas cuatro o cinco.
Cuando no había clientes que atender, las empleadas pasaban a la
trastienda para preparar el género, teniendo en cuenta que en esa época se
colocaban piezas de tela, ya que no se vendía ropa confeccionada, como ahora. En la tienda, además de telas, también se
vendía todo género de mercería y contaban con ropa interior y demás
accesorios. La tienda estaba muy
surtida, era el Corte Inglés de la época.
Mientras
las empleadas estaban en la trastienda, llegó un cliente, un señor muy famoso
en el pueblo, ya que era abogado, se llamaba don Estanislao y quería comprar
calzoncillos. Casi detrás de él, también
entró una señora que buscaba huevos de madera para zurcir calcetines.
Cuando
salió una empleada, don Antonio le dijo:
-Carmen,
bájale los calzoncillos a don Estanislao y enséñale los huevos a la mujer.
Todo
esto sucedió tal y como lo cuento, claro que cada quien le da la interpretación
que quiera…
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