jueves, 19 de febrero de 2015

LA VISITA Ana R. Benítez





            Era su primer viaje del Inserso.  El lugar de destino era cálido.  Le venía bien después de pasar un brutal invierno.  Su primera visita fue a una descomunal granja de cerdos.  La emoción le embargaba.  Embelesado estaba ante su animal favorito; en el plato, claro, a la hora de comer.
            Esas inmensas cámaras frigoríficas le parecían interminables.  Estaría  horas contemplando aquel espectáculo, se iba diciendo,  y… fue entonces cuando se le ocurrió contar las magníficas piezas colgadas.   Esa tarea le dejó helado.

            Lo encontraron diez horas después, abrazado a un voluminoso cerdo negro.



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