INSTRUCCIONES PARA TOMAR
CAFÉ
El día lunes por la
mañana, usted está ante una raza de café con los brazos caídos a ambos lados de
su cuerpo; uno es el derecho, otro es el izquierdo. Levante suavemente el brazo derecho, ya que
los lunes se aconseja utilizar ese lado para que empiece derecha la
semana. Ya el martes, toca el izquierdo,
y así, el resto de la semana.
Delante del
antebrazo tiene usted su mano derecha, aunque no la ponga derecha, no, sino un
tanto flexionada. Estire un poco, no
mucho, los dedos, para así sujetar con firmeza la taza, llevándola con sumo
cuidado debajo de la nariz, para deleitarse al percibir el atrayente aroma que
despertará sus sentidos. Luego, bájelo
sutilmente a la boca y disfrútelo lenta y placenteramente, a ser posible con
los ojos cerrados, mientras está cómodo y sentado. Se aconseja que sea negro y fuerte para que
le mantenga despierto y activo y bastante estimulado para empezar la semana;
estoy hablando del café, por supuesto.
PELIGROS OCULTOS DE TOMAR
CAFÉ EN CASA DE LA SUEGRA
Esa maravillosa
bebida, estimulante y socializadora, es la primera que te ofrecen cuando llegas
de visita a casa de tu suegra. No es
aconsejable rechazarlo en la primera invitación; tómelo aunque a usted no le
apetezca y elogie su buen sabor, así se formará un vínculo de unión con esa encantadora
mujer. Caso contrario, al sentirse
rechazada puede formarse un desorden emocional en la conducta de la señora, de
tal manera que el día en que usted le pida café, ella lo estará esperando
maliciosamente, para tomarse la revancha.
Ese día en particular es muy importante que esté precavido, ya que
ella llegará muy amable donde esté usted sentado, para entregarle un café
humeante y una sonrisa de triunfo en los labios: no se fíe. Coja la taza con la mano izquierda, recuerde
que es día jueves. Tenga mucho cuidado,
porque ese café suele estar hecho con fuego y mala leche, en el caso de ser
cortado.
Mucha concentración
y alerta en este punto. La suegra le
entrega la taza, usted –alelado –mira ese inmenso pozo de petróleo crudo,
espeso y humeante que mantiene en su mano izquierda, a la altura del pecho…En
ese preciso momento, suba la alerta a su máximo nivel o le atacará su bien más
preciado, su artillería pesada, diciéndole dulcemente: hijo, ¿me das la hora?
Ingeniosa, divertida, con la chispa y el tono que te caracteriza, resalto una vez más tu capacidad para ironizar usando ese sentido del humor que te es propio. Magnífico!
ResponderEliminarEstoy deseando una segunda parte: la taza de café en casa de la vecina jijijijijijij
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