Allá abajo, muy abajo, donde se pierde
de vista la Patagonia, cuando llegan esa clase de noches interminables, suelen
encender multitud de enormes fogatas. Fogatas tan altas que su resplandor puede
percibirse a cientos de kilómetros, iluminando el cielo patagónico en toda su
extensión. Tal es su fulgor, que pueden
ser divisadas desde el espacio exterior; allí los astronautas de la estación
espacial, maravillados por su belleza, las fotografiaron para la historia.
Consciente de su espectacularidad, la
NASA las ha hecho públicas en su página web, así todos podremos deleitarnos
con la variedad de tan fastuosas imágenes. Tal ha sido el efecto que han producido, que este fenómeno ha sido catalogado como uno
de los más extraordinarios que ha podido presenciar el ser humano.
Es maravilloso y altamente gratificante descubrir, cada semana, cómo conectas perfectamente con los juegos narrativos a los que les invito. Este relato apócrifo es genial. Quien lo lea y descubra después que no es real, se sentirá del todo decepcionado, porque la historia enamora.
ResponderEliminarGracias Isabel. No lo habría conseguido, si no fuera por la paciencia, que pones para enseñarnos las diferentes técnicas narrativas.
EliminarGracias Isabel. No lo habría conseguido, si no fuera por la paciencia, que pones para enseñarnos las diferentes técnicas narrativas.
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